lunes, 17 de octubre de 2011

AGENDA DE OCTUBRE: Cumplida o Ignorada?

Raúl Prada y Álvaro García Linera, dos visiones sobre la nacionalización y la nueva Constitución

Octubre, la agenda que no termina de cuajar

La Razón – 16 de octubre de 2011
De los varios temas que plantea la agenda de octubre, dos son determinantes: la Asamblea Constituyente (la nueva Constitución, por tanto) y la nacionalización de los hidrocarburos. En lo que sigue, presentamos dos visiones de ambos temas, la del sociólogo Raúl Prada y la del matemático Álvaro García Linera.

El Movimiento Al Socialismo (MAS), en realidad, no entendió la agenda de octubre. Como fue un movimiento político que se subió a la cresta de la ola social de octubre del 2003, aplicó la agenda como pudo, lo que en los hechos significó no llevarla a fondo, destaca el sociólogo y disidente gubernamental Raúl Prada.
De todos los movimientos sociales que se movilizaron entre 2000 y 2005, el MAS, como movimiento de los cocaleros, en   realidad era el más conservador, asegura el analista.
Los otros movimientos  tenían agendas mucho más radicales;   el MAS apuntaba sobre todo a las elecciones. De hecho, si Evo Morales fue presidente el 2005 fue sólo porque el MAS era la única estructura electoral sólida que capitalizó la movilización social. 
El 2002, por ejemplo, la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente (CIDOB) y el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (Conamaq) marchaban por la Asamblea Constituyente antes que por las elecciones. “Esto, teóricamente, era correcto, porque era más avanzado: pensar primero en el poder constituyente antes que en las elecciones. Pero el MAS estaba metido en las elecciones y nos mete a nosotros (a los demás movimientos)”.
“¿Por qué llega Evo? Porque todos los otros movimientos tenían capacidad de movilización, de lucha, de combate, pero no tenían capacidad electoral. Porque para eso se había hecho el MAS; el MAS nunca llegó a ser instrumento político, siempre fue instrumento electoral”, dice Prada.
Entonces, con esta visión electoralista —señala— el MAS tendió al pragmatismo y realismo político, “que es la visión del Álvaro (García Linera)”.
Para Prada, el MAS, en realidad, ya era un “dispositivo para la restauración del Estado-nación que estaba en crisis”, esto cuando la Constitución mandaba “construir el Estado Plurinacional, comunitario, autonómico; lo que significaba transformaciones institucionales, estructurales, que no se las ha hecho hasta ahora”.
Es entendiendo este contexto —destaca— que se puede decir que el MAS no cumplió la agenda de octubre. Porque “no estaba al alcance de entender, yo diría, la dimensión histórica, el horizonte histórico que abre la dicha agenda”. 
Luego, la Asamblea Constituyente terminó aprobando una Constitución que no la controlaba el MAS, por la complejidad del propio foro. “No se daban cuenta, otra vez, qué realmente significaba el Estado Plurinacional comunitario, autonómico, la economía social y comunitaria (la economía plural), entre otras cosas”.
Pero —para Prada— el momento en que más se expresa esta falta de entendimiento de la nueva Constitución fue cuando se la tiene que aplicar, cuando se debe formular las leyes orgánicas: es “cuando empiezan a darse cuenta del problema; por eso retroceden y empiezan a hacer leyes inconstitucionales, en el sentido en que no responden a la Constitución; la agreden, la violan, la Ley Marco de Autonomías; la Ley del Pluralismo Jurídico... Entonces, no hay leyes fundacionales”. La única ley fundacional —dice— es la de la Madre Tierra, de la cual, incluso, se aprobó sólo una parte, la que Evo llevó a Cancún.
En lo relativo a la nacionalización, el sociólogo señala que se trata de un proceso trunco: “Han empezado con un proceso, pero no lo culminan, sino más bien retroceden; comenzaron con el 82% para el Estado y 18% para las empresas, que dura tres meses, y después es el arreglo 50%-50%; no hay expropiación, y lo más grave (puede no haber expropiación), pero lo que no se tiene es el efectivo control técnico de todo el proceso de producción hidrocarburífera”.
“El proceso de desnacionalización comienza en el mismo proceso de nacionalización, con los contratos de operación, que entregan el control técnico a las transnacionales”.
Y dice que esto se ha hecho evidente en el gasolinazo, porque el Gobierno se vio obligado a la medida no sólo por la subvención (a los hidrocarburos), sino porque las transnacionales presionaban al descongelamiento de precios, y fue necesario esto porque no tenía el control técnico. “Esto muestra que quienes gobiernan en términos de políticas hidrocarburíferas son las empresas transnacionales”.
En cuanto a la idea de que se puede tener el control de la producción de hidrocarburos sin haber expropiado a las empresas, Prada afirma que es una idea interesante, pero que hoy más se usa para ocultar el proceso de desnacionalización.
“Yo diría que en términos del cumplimiento de la agenda de octubre sobre la nacionalización de los hidrocarburos, no se ha cumplido; estamos cada vez más lejos. Y en términos de la Asamblea Constituyente, sí se cumplió, pero hemos llegado a una Constitución que exige la descolonización, las transformaciones institucionales, la construcción de un estado plurinacional que implica los pluralismos institucional, administrativo, de gestión y normativo, de ejercicio plural de la democracia... nada de esto se está haciendo”.

El pliego fue indígena y popular
El 2003, en realidad, hubo la conjunción de dos agendas, una indígena y otra popular-nacional, destaca Raúl Prada.
La agenda indígena se concentraba en la realización de la Asamblea Constituyente y la redacción de una nueva Constitución.
En tanto que la agenda nacional-popular es la que pretendía la recuperación de los hidrocarburos, específicamente del gas. Por eso fue nacional, y no alteña, la agenda de octubre, insiste el político. El valor de El Alto es que fue el escenario de una alianza urbano-rural. Fue un escenario de diálogo de dos percepciones políticas.
Algo parecido sucedió con la Guerra del Agua, en Cochabamba, el 2000. Ya en esta movilización, en los cabildos de Cochabamba, se empezó a hablar de la Asamblea Constituyente y la nacionalización de los hidrocarburos.
Lo que pasa es que “El Alto se hace conciencia de la nación; como dice René Zabaleta Mercado, cuando se refería a los mineros como la clase que contiene a la nación; en este caso, es la ciudad de El Alto la que contiene a la nación, El Alto se hace cargo de la lucha nacional;eso es lo interesante, el acto heroico de El Alto”.
Con una agenda que fue peleada en El Alto, pero que no era sólo de esta ciudad, se entiende el enorme peso histórico, nacional, que traía este programa político. No se trataba sólo de dos reivindicaciones, sino de una transformación del Estado moderno boliviano.

Demanda, de octubre a diciembre
La agenda de octubre fue cumplida “porque los bolivianos aprobaron una nueva Constitución, nacionalizamos los recursos hidrocarburíferos y apuntamos a la indutrialización”, señaló en su discurso del miércoles 12 de octubre el presidente Evo Morales.
Cumplida la agenda, el Mandatario señaló que ahora resta elaborar una nueva, junto a “todos” los sectores sociales que apoyan el proceso de cambio. Para este cometido, el Presidente incluso propuso una fecha: diciembre.
Si bien a ciencia cierta no se sabe por dónde irá la propuesta del Órgano Ejecutivo, el viceministro de Movimientos Sociales, César Navarro, adelanta que la nueva agenda contendrá temas como la industrialización de los hidrocarburos, el desarrollo de la “economía plural” y de las autonomías (departamentales, municipales, indígenas y regionales).
Por su lado, los asambleístas del MAS (La Razón, viernes 14 de octubre) adelantaron al menos seis leyes de carácter económico como parte de la que bien puede ser la nueva “agenda de diciembre”.
Si bien el presidente Morales, cuando lanzó el llamado a preparar la reunión de diciembre, habló de invitar a todos los sectores, desde los sociales a los colegios de profesionales, también planteó una diferencia con todas las demás agendas: la participación y visión del Órgano Ejecutivo en la misma y que esta vez la agenda tendrá la base estatal del Plan Nacional de Desarrollo.
Ivan Bustillos Zamorano

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