lunes, 21 de noviembre de 2011

La democracia desde los márgenes: transformaciones en el campo político boliviano



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La democracia desde los márgenes: transformaciones en el campo político boliviano

Resumen del libro que coordinó María Teresa Zegada

La Razón – ANIMAL POLÍTICO – 20 de noviembre de 2011
La politóloga coordinó una investigación junto con Claudia Arce, Alber Quispe y Gabriela Canedo. El libro plantea un análisis de la evolución política del país a partir de la crisis del año 2000, que sigue con todos los eventos que permitieron el segundo mandato de Evo Morales y la develación del Estado Plurinacional.

Bolivia atraviesa por un profundo proceso de transformaciones, que se inició a principios del siglo XXI con el cuestionamiento a los ejes centrales del ciclo estatal anterior, la democracia representativa y el modelo económico neoliberal, así como a sus actores principales y los partidos políticos en el poder, que dieron lugar a un momento de profunda crisis estatal y reconfiguración política.
Este proceso, que removió las estructuras estatales y generó una de las reformas constitucionales más profundas de la memoria histórica boliviana, está ligado a la emergencia de nuevos sujetos en el campo político que irrumpieron desde la sociedad civil, es decir, desde los márgenes de la política institucional; posicionaron nuevas propuestas y universos simbólicos en el campo político, así como nuevas formas de articulación democrática que ampliaron sus límites y le otorgaron un contenido distinto.
Se partió de las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las características del nuevo campo político instalado en Bolivia desde 2005? ¿Cuáles son las propuestas y orientaciones objetivadas por los actores en torno a la reconfiguración del sistema político? ¿Cómo se articulan y dirimen los nuevos y viejos aspectos del sistema democrático en la propuesta de la nueva Constitución Política del Estado (CPE)? ¿Cuáles son las representaciones simbólicas en torno a la democracia y las (re)significaciones planteadas por los movimientos emergentes? En definitiva, ¿qué cambió en el campo político boliviano?

Crisis. Crisis estatal y el comienzo de un nuevo ciclo histórico.
Las características de la crisis que se desencadena a partir de 2000 nos permiten hablar de la crisis de un ciclo histórico y el inicio de otro, marcado fundamentalmente por la transformación hegemónica, la sustitución de las élites políticas, una nueva configuración estatal y la mutación de la relación entre el Estado y la sociedad. A partir de ello, caracterizamos a este proceso como de transición hacia un orden estatal y político distinto cuyo horizonte aún no está definido. Por lo pronto, se visibiliza la conjunción de lo viejo y lo nuevo, es decir, la mutación de algunas estructuras; pero también por la persistencia de otras que cohabitan con las anteriores en la búsqueda de posibles articulaciones o de un derrotero común, lo cual constituye el mayor desafío del proceso actual.
En relación con la democracia, estas transformaciones estatales apuntan hacia una ampliación y profundización de los formatos representativos conquistados y ejercidos durante la década de los 80 y 90, con la incorporación de otras formas de ejercicio de lo político provenientes de la estructura heterogénea y diversa de la sociedad boliviana.
Este tránsito está acompañado de una serie de tensiones irresueltas: entre procesos de integración versus segregación social, entre modernidad versus tradición, entre lo universal versus lo particular, entre visiones de desarrollo y progreso versus la descolonización y el comunitarismo, entre la homogeneización social versus la heterogeneidad estructural, entre la concentración del poder versus la descentralización, entre otras.

MAS. El gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Después de este inicial episodio de crisis, y una vez redefinido el mapa de poder con la llegada de Evo Morales al mando del gobierno, se abren otros campos de conflicto que revelan la complejidad del proceso.
Desde 2005 hasta la fecha, se pueden distinguir al menos tres momentos políticos signados por campos de conflictividad distintos: el primero, puede definirse como de polarización política, en que el objeto de disputa más importante fue la reforma del Estado; el segundo, puede ser caracterizado como el momento de construcción hegemónica del MAS, y el tercero por los quiebres en dicha construcción y el desmoronamiento del proyecto de poder.

Símbolos. Los elementos simbólicos del proceso.
La lucha por el poder involucra una disputa sobre el conjunto de significaciones culturales, y prácticas dominantes, relacionadas tanto con los universos simbólicos y discursivos, como con la redistribución de los recursos. Así, nos encontramos justamente ante la construcción de nuevos referentes que van adquiriendo centralidad y hegemonía en el imaginario social, logran una gran capacidad de interpelación como, por ejemplo: el rechazo al neoliberalismo y a los partidos políticos, la lucha contra la corrupción, la austeridad, la igualdad social, el proceso de cambio, la inclusión social, la descolonización, la nacionalización, la equidad, la no discriminación, las autonomías, entre otras, fuertemente articuladas al proyecto político de gobierno.
La diversidad de interpelaciones (nacionalistas, descolonizadoras y de corte socialista), empero, se convierte en un factor vulnerable porque no existe claridad respecto del derrotero ideológico de este proceso.

Institucionalidad. Nuevo mapa institucional.
La nueva Constitución se convierte en una respuesta institucional a reivindicaciones sociales históricamente marginadas de la gestión pública, no sólo a nivel simbólico —nomenclatura institucional—, sino también a nivel práctico —ingeniería constitucional—, aunque el alcance y aplicación todavía son inciertos. Los elementos innovadores más importantes en dicha estructura son la noción de Estado Plurinacional, la incorporación de la denominada democracia comunitaria y de la matriz indígena originaria en el sistema de justicia, así como la autonomía en sus distintos niveles, la autonomía indígena con libre determinación que le cambian el rostro al Estado.

Actores. Movimientos sociales y nuevos formatos de ejercicio de la política.
Es innegable que la llegada del MAS al gobierno ha significado un desplazamiento de las viejas élites políticas y ha asumido un contenido democrático y un valor simbólico muy grandes, al menos en el campo discursivo, que marcaron una línea de fuego con los regímenes anteriores. No obstante, las transformaciones que devienen de esta nueva condición —su estatalidad— no están exentas de una serie de tensiones, tanto en la composición de los aparatos de poder como en el ámbito decisional y en la relación crítica que se establece con las organizaciones, que si bien pasa por un horizonte político-ideológico también está mediada por intereses pragmáticos y corporativos ligados a la redistribución de recursos de poder.
Mientras, los partidos permanecen relegados a una presencia prácticamente testimonial en los escenarios de representación y al ámbito local, su rearticulación es un desafío pendiente.
Concluimos que la democracia es un proceso en construcción, que no termina de asumir su forma y contenido plenos, sino que se va redefiniendo y va resignificando su contenido en relación con los procesos históricos, las hegemonías políticas y los regímenes de verdad instalados.

La investigación se realizó en el marco del Programa de Becas para Equipos de Investigación (2009-2010) de la CLACSO (Argentina), con el apoyo del IESE-UMSS. Fue co-editado por CLACSO y la Editorial Muela del Diablo, La Paz, 2011.

Un mapeo de espacios, sujetos e instituciones
El libro preparado por el equipo dirigido por Marité Zegada es el mapeo y reconstrucción analítica más amplios que se ha hecho sobre esta diversidad de espacios, de sujetos y de instituciones políticas que existen en el país, sobre todo para los últimos años. Ésta es la virtud más general de este trabajo: pensar la política dando cuenta de la pluralidad.
Por un lado, hace un mapeo de espacios, fuerzas e instituciones pero no lo hace de una manera meramente descriptiva, sino que lo hace a través de una reconstrucción analítica que va revisando el tipo de discursos, de estrategias, es decir, de prácticas e ideas políticas que despliega cada uno de estos sujetos. Hay trabajos que han abordado de manera sintética el campo político boliviano y su reconfiguración en los últimos años en términos de interpretación de la dinámica y composición del mismo; pero este libro es el que realiza la reconstrucción descriptiva y analítica más amplia en este campo.
Sobre esto, cabe considerar el otro mérito o virtud analítica y teórica de este trabajo, que consiste de estudiar no sólo la pluralidad de sujetos, prácticas, ideas e instituciones sino las dinámicas de interrelación, a través de la idea de campos de conflicto, que se postula una especie de método para estudiar la política en las peculiares condiciones del país. Esto es una composición de la idea general de campo político que retoman de Bourdieu, combinada con una idea de Zavaleta, la idea de la crisis como método, que fue postulada para pensar sobre todo la producción de conocimiento en países abigarrados o con diversidad cultural. La noción de campo político en principio fue formulada y usada para pensar formas de vida política más monoculturales. El mérito de este trabajo es que se la utiliza, adecúa y desarrolla para pensar no sólo la pluralidad de fuerzas en el seno de una cultura, sino en un ámbito multicultural, donde las principales líneas de organización de los campos de lucha han tenido que ver con la constitución de sujetos y proyectos desde matrices no modernas.
Esta investigación es una combinación o articulación de varios tipos de trabajo que se retroalimentan positivamente enriqueciéndose. Por un lado, hay una reconstrucción histórica analítica, por tanto, selectiva, del campo político en Bolivia en diferentes momentos de la historia reciente del país, para mostrar y explicar los cambios que se han producido.
Luis Tapia (del prólogo del libro).