viernes, 22 de agosto de 2025

LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EN LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL - BOLIVIA 2025


 

PALABRAS DE LA AUTORA EN OCASIÓN DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO

SEÑORA DECANA

SEÑORA MAGISTRADA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

SEÑOR VOCAL DEL TRIBUNAL DEPARTAMENTAL DE JUSTICIA

SEÑORA JUEZA DE MATERIA DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

SEÑORA PRESIDENTE DE LA ACADEMIA BOLIVIANA DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES

SEÑORES DOCENTES

SEÑOR DIRECTOR DE LA EDITORIAL “EL PAIS”

ESTUDIANTES, AMIGOS, COMPAÑEROS DE ESTUDIOS, FAMILIA QUERIDA.

No es la primera vez que enfrento un reto de esta magnitud, pero sí la que más me emociona y, confieso, también la que más me estremece.

Hoy recurro a la palabra escrita para poder compartir con ustedes no solo mi experiencia, sino también mi sentir, y evitar que los nervios me arrebaten recuerdos que guardo con tanto amor.

A poco de obtener mi título de abogada en esta Facultad, tuve la fortuna de ingresar como asistente en el Bufete del Dr. Willman Durán Ribera, allí no solo encontré trabajo, sino, amor, sabiduría, trato cordial y respetuoso. Cada memorial fue construido con el código en la mano y el dolor del cliente que esperaba respeto a sus derechos agraviados. Allí aprendí que el tiempo no retrocede y que todo crece según sea nuestro empeño.

Pronto la vida me puso al frente Tribunal Constitucional, donde para ingresar había que pasar por una rigurosa selección. Lo que aprendí en estas aulas y la afinación del Bufete del Dr. Durán, hicieron su efecto, el puesto de Letrada fue mío, porque mi pasión por la justicia, el amor a la Constitución estaba respaldada por mi competencia profesional.

Desde entonces, y luego de haber recibido mis primarias enseñanzas del que denominé mi Maestro y el Maestro del Derecho Constitucional, el pionero de la interpretación y argumentación en Bolivia, continué mi formación, bajo la guía de juristas a quienes guardo profundo respeto, como el recordado Dr. Hugo de la Rocha Navarro y el Dr. José Antonio Rivera Santivañez, encontré mi camino en el derecho constitucional y procesal, sendero que sigo recorriendo hasta hoy con convicción y sin claudicar.

Renuncié a ese cargo en 2006, pero la vida me llevó por otros ámbitos donde el espíritu constitucional seguía presente, como el Derecho Tributario, y el Derecho Arbitral. Más tarde, en 2013, me golpeó una dura verdad: las resoluciones de la jurisdicción constitucional ya no tenían la fuerza transformadora que alguna vez las distinguió. Se habían convertido en declaraciones que no lograban materializarse en la vida de la gente. Ese dolor fue mi motor para volver a la academia y retomar mis estudios doctorales en 2017, con una promesa íntima: investigar el fenómeno del incumplimiento de las sentencias constitucionales, sus causas y sus efectos en un Estado que se autodenomina Constitucional.

Tuve también la fortuna —o quizá el designio del Señor— de contar con un guía excepcional en la construcción de esta obra: el Dr. Jorge Asbún Rojas, tutor de mi tesis. Hablar de él es hablar de un meritorio profesional boliviano, creador de la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales y primer abogado de nuestro país en obtener el grado de Doctor en Derecho Constitucional. Con una vocación inconmensurable de servicio a la justicia y a la ética, desde el ejercicio libre de la profesión ha provocado cambios profundos en la justicia constitucional boliviana, dejando huellas que alcanzaron incluso al propio Tribunal Constitucional, el cual recogió sus enseñanzas y sembradíos intelectuales, a través de sendas acciones constitucionales.

Su sabiduría para mí, luego de mi Maestro, marcó nuevos y fecundos surcos en el ámbito constitucional. Tener como guía una calidad humana y académica tan alta, me permitió caminar segura en la búsqueda de lo justo, de la verdad y de lo que el derecho ordena; sin desviaciones, sin titubeos, recorriendo un sendero recto y luminoso hacia la felicidad que brinda la justicia cumplida.

Así nació este libro. Una obra que no es solo técnica, sino profundamente sentida. Porque cada incumplimiento no es un dato frío, sino un calvario para quienes buscan justicia. Hay resoluciones que esperan años, décadas, para cumplirse, y otras que nunca llegan a materializarse. Cada derecho vulnerado es una herida abierta en nuestra Constitución, y cada tutela incumplida nos habla de un Estado que, en lugar de proteger, hiere, abandona y nos olvida.

Creo firmemente que, así como el corazón bombea la sangre que da vida en el cuerpo humano, la Constitución late en la vida de un pueblo. Cuando el corazón se daña, acudimos al cardiólogo; cuando la Constitución se vulnera, acudimos al juez constitucional. Ellos son —o deberían ser— los médicos que devuelvan la salud a la sociedad, dignidad a las personas y paz al Estado. No hay honor más grande que ser guardián de la Constitución.

Este libro es fruto de esa pasión y de esa lucha. No busca cansarles con tecnicismos, sino despertar conciencia sobre la importancia de respetar la Constitución, porque en ella se juega la felicidad de nuestros pueblos y el porvenir de nuestra democracia.

Para los estudiantes y estudiosos del Derecho Constitucional, este libro es un manual simple, que contiene los pasos reglamentarios a seguir en el camino de búsqueda de dar a cada quien lo que en derecho le corresponde.

En cada página está mi amor y experiencia ganada en muchos años de lucha por la verdad. Este libro, solo pretende algo muy valioso, ser tu amigo incondicional que te acompañará en las duras batallas frente al Juez, que busca en ti, la palabra mágica en la que encuentra su razón para fallar la causa.

Gracias, de todo corazón, por acompañarme hoy en este momento tan especial.

 

Santa Cruz, 21 de agosto de 2025.



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