Diez años y una muerte para una ley contra acoso y violencia política a
mujeres
/ /
/
Hasta 1952, a una mujer
no le bastaba saber leer y escribir para acceder a la prerrogativa masculina
del sufragio, aunque un hombre con sólo saber firmar podía hacerlo. Sin duda, el primer éxito en el que las mujeres ganaron un
privilegio político fue el 21 de julio de ese año, al obtener el derecho al
sufragio, cuando se instituyó el voto universal.
En la historia
boliviana, tres fueron los hitos en que las mujeres adquirieron sus derechos
políticos. El primero ya fue mencionado. Décadas después, el segundo hecho
central se dio en dos momentos distintos y se los considera como parte de la
misma victoria de los derechos de género por su similitud cualitativa (aunque
con una diferencia cuantitativa). El primero fue en 1997, cuando la llamada
“Ley de Cuotas” implantó el 30% de participación femenina en las listas de
candidaturas a representantes en el Congreso Nacional.
Sin embargo, esto nunca
se tradujo en una presencia de mujeres equivalente en las cámaras. En 2004,
siete años después (y aún como parte del segundo hito) salió la Ley de
Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas, que incorporó los criterios de
“paridad y alternancia” en la conformación de listas electorales entre hombres
y mujeres, y definió el 50% de participación para ambos en las listas
electorales, lo que constituyó un gran adelanto en relación a todo el continente
en relación a la equidad de género y siguiendo la discriminación positiva.
Por años se pensó que
con tales normas era suficiente promover los derechos políticos para las
mujeres. No obstante, la sociedad boliviana tiene un pensamiento patriarcal que
aún no está ni cerca de ser superado, prueba de ello son las 572 denuncias de
acoso y violencia política contra mujeres que atendió y dio seguimiento la
Asociación de Concejalas de Bolivia (Acobol), aunque sin nunca haber obtenido
un solo fallo a favor por parte de la justicia del país hasta hoy. Dichas
acusaciones de hostigamiento, en general, señalan la existencia de autoridades
que obligan a otras concejalas a renunciar a su cargo para ser ellos los
titulares. “Jamás hubo un solo caso sancionado”, cuenta María Eugenia Rojas,
directora de Acobol.
La aprobación en detalle
de la propuesta coincidió con el reciente asesinato de Juana Quispe (concejala
de Ancoraimes, gestora de la futura ley y hoy víctima fatal de las
magistraturas consecutivas que ignoraron la norma— quien denunció sin
resultados ser objeto de acoso por parte de los concejales y Alcalde de su
población), que da la impresión de que si esa ley ha sido aprobada en la Cámara
de Diputados y ha llegado a la de Senadores, y será eventualmente una norma
estatal, no bastó con más de diez años, sino que tenía que morir una autoridad
mujer.
Por otro lado, este
proyecto de normativización, temporalmente, es casi inmediato a las coplas de
carácter machista que cantaron en el Carnaval algunas ministras y el presidente
Evo Morales, “distraídamente”. Adicionalmente, el timing también se ajustó al
escandaloso comportamiento sexual de Percy Fernández, quien tocó en partes
impropias precisamente a una concejala y luego a una directora de la Alcaldía
de Santa Cruz.
La promulgación del
Proyecto de Ley Contra el Acoso y Violencia Política hacia las Mujeres, para
proteger del acoso y la violencia política a las mujeres candidatas, electas
(alcaldesas, concejalas) y designadas (por ejemplo ministras), representará el
tercer hito en la lucha de la mujer por sus derechos políticos. Es más, sólo
cuando ésta sea aprobada se podrá hablar de una consolidación de las conquistas
previas, en un marco en que la idiosincrasia política todavía no se resigna a
ceder espacio a ese conjunto poblacional importante en el país, que requiere
una representación local, departamental y nacional.
A partir de la nueva
Constitución Política del Estado (CPE) ya se pueden especificar cuáles son los
derechos políticos de los bolivianos y bolivianas. El Capítulo III, sección II
y subtítulo Derechos Políticos en el artículo 26-I se establece que “todas las
ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la
formación, ejercicio y control del poder político, directamente o por medio de
sus representantes, y de manera individual o colectiva”. Éstos constituyen
tales privilegios de los que no han podido gozar plenamente las mujeres. La
eventual ley garantizará el ejercicio de los mismos.
Ley. La propuesta legal,
aprobada en su estación en detalle la semana pasada, “crea dos nuevos tipos
penales: el acoso y la violencia política contra las mujeres, para la primera
falta habrá una pena de dos a cinco años, y para la segunda, de tres a ocho”,
explica el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados, Lucio Marca.
“Acoso político” es
definido por el proyecto como: acto(s) de presión, persecución, hostigamiento o
amenazas cometidos por una persona o grupo (o a través de terceros) contra
mujeres (o sus familias) candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la
función pública con el propósito de limitar, acortar, impedir las funciones de
su cargo, obligarla a hacer algo contra su voluntad o incurrir en una omisión.
Por su parte, “violencia
política” supone acciones, conductas y/o agresiones físicas, psicológicas y
sexuales realizadas por una persona(s) o terceros contra mujeres (o sus
familias) candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la función pública
con el propósito de limitar, acortar, impedir las funciones de su cargo,
obligarla a hacer algo o incurrir en una omisión. “Se han acuñado estas
definiciones que no estaban tipificadas en ningún país de la región; en este
sentido, si la norma es confirmada, Bolivia será la pionera”, dice Rojas.
Es por demás llamativo
que un proyecto de ley de reivindicaciones de género haya tardado más de una
década en ver la posibilidad de formar parte de la legislación (recuérdese que
Acobol la presentó por primera vez en 2001). “Este planteamiento de norma fue
trabajado hace mucho tiempo y nunca tuvo repercusión, sino ahora”, dice Nardi
Suxo, ministra de Transparencia y Lucha contra la Corrupción.
El proyecto de ley,
además, especifica tres tipos de faltas gravísimas (como obligar a firmar
decisiones que sean contrarias a las suyas), graves (como restringir el uso de
la palabra en una sesión) y leves (asignarles tareas ajenas a sus
funciones).
“Ya no podrán mandarlas a la cocina, como
solían hacer”, dice con sorna Rojas. El “candado” para evitar que el acoso y
violencia política den como resultado la renuncia de una autoridad, candidata,
funcionaria designada o electa es la disposición final del proyecto de ley. En
ésta se dice que la autoridad mujer debe renunciar personalmente sólo ante el
Órgano Electoral Plurinacional. Después, éste debe investigar si la dimisión es
voluntaria o bajo presión. Actualmente, hay denuncias de autoridades femeninas
que fueron obligadas a firmar papeles en blanco.
Es de esperar que se
promulgue la ley, sin embargo, debido a esa prolongada tardanza de años, los
acosadores de la difunta concejala Quispe quedarán libres de culpa, pues, no
hay ley que sea retroactiva.
No es nuevo el
problema, si lo contara Bartolina
En la historia
boliviana, Gregoria Apaza y Bartolina Sisa fueron las primeras mártires mujeres
con nombre y apellido de una lucha política; sus predecesoras (seguro que las
hubo) han quedado en el anonimato. En 1781, ambas participaron del
levantamiento de Túpac Katari, que efectivamente fue violento. Luego, Sisa fue
tomada prisionera por los españoles y posteriormente fue ahorcada. Una vez
sofocados los remanentes de rebeldes indígenas, los españoles dieron con los
cabecillas y los ejecutaron, incluyendo a sus descendientes y ascendientes.
Apaza fue condenada al suplicio, fue ahorcada y desmembrada.
Muchos años después, tal
vez, el ejemplo de acoso político que más se acerca a la idea que de él tenemos
hoy sea el que ejerció el cura Francisco Pierini en contra de la poetisa y
pedagoga Adela Zamudio, a principios del siglo XX. La escritora era defensora
de la institucionalización de una educación laica, del divorcio, del voto para
las mujeres y la separación de la Iglesia y el Estado. En las polémicas en la
prensa escrita, Pierini se refería a ella siempre haciendo alusión a una
supuesta “masculinidad” de Zamudio, en su afán de descalificar sus
argumentaciones al decirse de manera irónica que se trataba de la opinión de
una mujer y que no tenía la mayor importancia.
Zamudio hacía política
transmitiendo sus ideales feministas en el liceo que dirigía, hasta que fue
obligada a renunciar, lo cual suena demasiado familiar más de 100 años después.
El activismo de
izquierda de los 60 y 70 devino en el terrorismo de Estado. El ejercicio de la
violencia política en contra de mujeres fue sistemático y llegaba de parte del
aparato estatal. Por dar un ejemplo, tanto Nila Heredia (ex Ministra de Salud)
como Loyola Guzmán (exconstituyente) —ambas del Ejército de Liberación Nacional
(ELN)— fueron perseguidas ese periodo (la especificidad de la propuesta de Ley
0062 excluiría este tipo de violencia política, protegiendo sólo a la mujeres
vinculadas a la representatividad del sistema democrático).
Esta historia de luchas
políticas de distintas mujeres, cada cual con sus matices y sus convicciones
particulares termina en muerte, o más bien continúa en ella. De la horca a que
condenaron a Bartolina Sisa parece no mediar distancia alguna con el asesinato
por estrangulamiento de Juana Quispe, integrante de la Federación Departamental
de Mujeres Campesinas Indígenas y Originarias de La Paz Bartolina Sisa.
‘La ley
garantizará que no haya intimidación’: Gabriela Montaño, presidenta de la
Cámara de Senadores
-Es una ley de vital
importancia. La cantidad de denuncias de acoso y violencia política de
candidatas, concejalas electas y autoridades designadas, que han sido
encerradas y obligadas con dinamita a firmar su renuncia, es estremecedora.
Esta propuesta tiene un largo transcurso y creemos que garantizará que ya no habrá
intimidación; así, las mujeres podrán ejercer su función pública adecuadamente.
Se ha tardado mucho tiempo, pues, los derechos de las mujeres fueron relegados
hasta la llegada de la nueva Constitución.
‘Si una mujer
llegaba a un cargo, lo hacía sola’: María Eugenia Rojas Valverde, directora
ejecutiva de Acobol
-Esta ley fue propuesta
por primera vez en 2001. El acoso y violencia política es sintomático en toda
Bolivia. Por la tardanza de una norma, se puede decir que la ley se ha ido
perfeccionando cada periodo. Dos veces llegó hasta el Senado y no pasó de esa
instancia: en 2004 y en 2006. Esta ley será más importante que la de la cuota
electoral del 50% para las mujeres, pues, las mujeres que llegaban a un cargo
(en parte gracias a esa cuota) lo hacían solas y una vez ahí estaban a
disposición de nuestra sociedad machista.
‘Ojalá se cumpla
y no se quede en el papel’: Felipa Quispe, líder de mujeres campesinas de
Bolivia
-Las “bartolinas” hemos
analizado la ley. Nosotras siempre manejamos la equidad de género: mujer-hombre
y hombre-mujer (chacha-warmi, en aymara). (Creemos) que hay serios problemas en
los municipios, pero es la falta de orientación que es culpa de los
neoliberales que han planteado las leyes mal para que así se las manipulen
políticamente. De esa manera, creemos que la ley tendrá importancia, pero
ojalá que se cumpla y no sólo quede escrito en el papel y luego no sirva para
nada.
‘Mi familia y yo
fuimos objeto de acoso político’: Nardi Suxo, ministra de Transparencia y Lucha
contra la Corrupción
-Las mujeres que hacemos
política hemos sido acosadas permanentemente por la gente que no condice con lo
que estamos haciendo. Personalmente, y por la tarea que realizo, que no tiene
que ver sólo con el Gobierno, sino con el Estado, tanto mis hijos, mi hermano,
gente allegada a mí y yo sufrimos el acoso político desde que era viceministra,
y lo seguimos soportando. Incluso, una vez me sacaron una publicidad injuriosa
en toda una plana del periódico, luego pidieron disculpas o negaron haber dicho
nada.
‘Se crearán dos
nuevas figuras penales’: Lucio Marca, presidente de la Comisión de DDHH de
Diputados.
-Será una ley que
permitirá implementar políticas de prevención y sanción a la persecución que se
ejerza contra el uso pleno de los derechos políticos de las mujeres. Se han
generado varias conductas como las nuevas figuras penales de “acoso” y
“violencia política” especificándose cuáles entran dentro de la categoría. Las
concejalas del área rural, sobre todo, han sido víctimas de estos actos,
limitándolas o anulándolas su derecho a ejercer sus atribuciones y derechos
políticos
FUENTE:
1 comentario:
SENADORES APRUEBAN NORMA CONTRA LA VIOLENCIA POLÍTICA
Página Siete / La Paz - 17/05/2012
Hubo tregua después de mucho tiempo. Por primera vez en este periodo constitucional, oficialismo y oposición aprobaron una norma por unanimidad, el proyecto de Ley Contra el Acoso y Violencia Política.
“Hoy nos comportamos como familia”, bromeó la senadora de Convergencia Nacional Carmen Eva Gonzales al finalizar la sesión parlamentaria anoche. Y así fue. Los 25 artículos, tres disposiciones transitorias y una disposición final fueron aprobados en grande y en detalle por todos los asambleístas de la Cámara Alta. La futura ley, después de cumplir los trámites legislativos, pasará a Palacio de Gobierno para ser promulgada por el presidente Evo Morales.
La sesión de ayer no tuvo nada que ver con otras citas legislativas en las que oficialistas y opositores no ahorraban adjetivos en sus discusiones y se tomaba la testera para impedir el avance de las leyes. En cambio, anoche, los opositores Bernand Gutiérrez, Centa Rek y Germán Antelo bromeaban con uno de los principales asesores de la presidenta del Senado, Gabriela Montaño, mientras el resto del hemiciclo compartía pollos al spiedo.
“Lo importante es que se logró aprobar por unanimidad y eso demuestra un avance en el compromiso con la democracia. No basta que las mujeres sean elegidos de manera equitativa, sino que se deben ejercer esos derechos políticos sin presiones psicológicas y físicas”, sostuvo Montaño.
El proyecto de Ley Contra el Acoso y la Violencia Política se aprueba dos meses después de que se encontró el cuerpo de la concejala de Ancoraimes Juana Quispe. Meses antes de sufrir el atentado que terminó con su vida denunció que era amedrentada y amenazada permanentemente por otras autoridades de su municipio.
La Asociación de Mujeres Concejalas de Bolivia denunció que sólo en la gestión anterior se presentaron más de 150 casos de acoso político hacia concejalas.
FUENTE:
http://www.paginasiete.bo/2012-05-17/Nacional/Destacados/04Nal02170512.aspx
Publicar un comentario