Un incidente en las fronteras fue tratado por Chile fuera de toda norma internacional. El error diplomático dejó servida una situación para poner en evidencia su mala predisposición y resaltar la demanda marítima de Bolivia.
La Razón / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:06 / 10 de marzo de 2013
El 10 de febrero, en esta misma sección de Animal Político, se publicaron dos artículos en los que se ponía en evidencia un número de contradicciones que parecen dar forma a una conducta recurrente de la diplomacia chilena cuando trata el tema marítimo que tiene pendiente con Bolivia. Adicionalmente, en esos mismos artículos se mostraba cómo la administración de Sebastián Piñera era la síntesis de los contrasentidos respecto de su diplomacia sobre el mar y el país o cualquier asunto que pueda relacionársele. Así, la crisis de la detención y posterior liberación de los tres soldados bolivianos deja al desnudo otras antítesis del actual Gobierno transandino y la falta de profesionalidad de su Cancillería.
El expresidente Carlos Mesa opina que el modo en que Chile manejó el conflicto “es uno de los errores más significativos de la diplomacia chilena en su relación con Bolivia”. El 25 de enero fueron detenidos los soldados Álex Choque (20), Augusto Cárdenas (18) y José Luis Fernández (18), quienes permanecieron privados de libertad hasta el 1 de marzo, y parte del arresto estuvieron encerrados en una cárcel de alta seguridad, Alto Hospicio de Iquique. En dicho periodo, los dimes y diretes entre Evo Morales y Piñera no fueron escatimados.
Estos casos siempre se resuelven vía cancillerías, sin embargo, Chile quiso dar “una lección a Bolivia”, dice Andrés Guzmán, diplomático y economista. “Todo esto demuestra que la diplomacia chilena no es esa diplomacia profesional que pretenden, sino que comete errores y muy grandes, como en este caso”.
“Este mal cálculo político les salió mal, pues sirvió a Morales para hacer un escándalo mayor y sacar a flote, lo cual apoyo, que la nación chilena tiene una cuestión pendiente con el país, es decir, el tema marítimo”, juzga el analista. Según el excanciller Javier Murillo de la Rocha, se “magnificó un incidente menor” en lo que “ambas partes” tendrían responsabilidad.
“Lo que correspondía hacer es seguir el canal diplomático, es decir, que una de las partes, en este caso Bolivia, envíe una nota explicando la circunstancia en que se traspasó la frontera —durante un operativo de lucha contra el contrabando— y se pida una disculpa. (Bolivia lo hizo) Chile debió haber aceptado esas explicaciones, las cuales además fueron públicas”, dice.
No sucedió un arreglo —continúa— porque el “clima político estaba enrarecido desde la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) en Santiago. Chile reaccionó mal” llevando el asunto a estrados judiciales y “Bolivia también ayudó” a que se haga un “conflicto mayor”.
En efecto, a finales de enero, Morales y Piñera entablaron una polémica sobre el tema marítimo en la cumbre de la Celac. Esto empeoró las maltrechas relaciones bilaterales. Los soldados detenidos en Chile sólo fueron la cereza de la crisis diplomática que venía incluso de antes de la cumbre de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de 2012 en Cochabamba y tiene su origen cuando Chile se retiró de la comisión binacional que trabajaba la agenda de los 13 puntos.
Formas. Mesa afirma que en un caso como éste, en que soldados bolivianos pasan la frontera de un país cumpliendo una labor específica como la lucha contra el contrabando y habiendo documentos binacionales en los que se habla de cooperación mutua, la circunstancia indica que hay que resolver el asunto con una llamada entre las cancillerías y devolviendo a los soldados en 48 horas.
“Es un incidente que ha sucedido repetidas veces. El Gobierno chileno, sorprendentemente, decide mandar a la justicia ordinaria a los soldados con una figura jurídica absolutamente incorrecta: ‘ciudadanos armados que entran a territorio chileno’”.
En su criterio, la única posibilidad habría sido “vulneración de la soberanía de Chile”, lo cual lleva a un conflicto internacional. En cuanto a cómo trató Bolivia el asunto, Mesa señala que discrepa en la forma (“las acusaciones tienen un tono que no es el adecuado”), aunque en el fondo está “totalmente” de acuerdo con lo que se hizo.
La internacionalista Karen Longaric asegura que el desarrollo de la crisis ha puesto “en evidencia ante la comunidad internacional a un gobierno chileno adverso a Bolivia”. “La situación no merecía llegar a niveles tan desagradables. Bolivia, al contrario, no ha cometido ningún error más allá de algunas expresiones del reclamo, pero fue muy serena su reacción”.Longaric califica el proceder chileno de “agresivo y con una predisposición evidente”.
“Es absurdo que se trate con tanta severidad a tres soldados jóvenes con un arma, como si fuera un batallón. Chile no pudo manejar correctamente un tema que es cotidiano en las fronteras”, considera Longaric.
Afirma que los mecanismos diplomáticos usuales en este tipo de casos, “que son frecuentes”, son los siguientes: primero se debería haber demandado un peritaje binacional para determinar si el lugar en que fueron privados de libertad era Bolivia o Chile (“¿por que no dudar?”). Si era territorio chileno, entonces se pedía las disculpas respectivas y se solicitaba que los bolivianos retornen. “Jamás correspondía que se acepte la justicia chilena para dirimir el problema porque en primer lugar se trataba de militares al servicio del Estado”, asegura Longaric.
Además, dice que tampoco corresponde nunca un trato como el que recibieron los tres conscriptos (encerrados en una cárcel de máxima seguridad y llevados a declarar enmanillados). “A todas luces, ha sido un trato hostil, nada usual en el derecho internacional. Lo correcto es que estos conflictos se arreglen rápido y mediante cancillerías. La actitud chilena ha sido totalmente errónea con un proceso abusivo”. Acerca de la posterior liberación condicionada que falló la justicia de Chile, afirma que las normas “no se expresan con figuras de ese tipo nunca”.
Fue un “claro triunfo” para Bolivia, asevera Guzmán, porque —en su criterio— se captó la atención de la comunidad internacional sobre el enclaustramiento del país. El caso particular de los soldados “no será central”, pero hizo visible el tema de fondo. “Mientras más duraba la detención, Morales aprovechaba inteligentemente y Chile y su diplomacia quedaban peor. Ahora, bien, cuestionan que el Presidente haga un uso político del tema, pero si los chilenos le dan servido en bandeja, es lógico hacerlo”.
¿Ganador? El excanciller boliviano Armando Loayza culpa a las dos partes de no haber resuelto la polémica por la vía diplomática. “Ha sido un incidente desafortunado en el que no han funcionado los mecanismos que Bolivia y Chile habían diseñado durante años y que se plasmaron en la Agenda de los 13 puntos”.
No corresponde decir quién tenía la razón —sostiene— porque Bolivia puede argumentar que se violaron tratados internacionales mientras que el Gobierno chileno, que, por encima de los tratados, está la soberanía del territorio de un Estado. “Bolivia es el que más pierde porque Chile está en la posición más dura de los últimos años”.
Guzmán y Longaric coinciden en que Chile vulneró el acuerdo de 1937 para luchar, junto a Bolivia, contra el contrabando. “En este caso, vemos que no se ha colaborado con la nación; al contrario, han facilitado las labores del contrabando. Ningún contrabandista fue detenido”, cuestiona el diplomático.
En efecto, Chile violó el tratado bilateral que dice que se debe brindar ayuda mutua en la lucha contra el contrabando, afirma la internacionalista.
Por su parte, el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, denunció el domingo que Chile violó la Convención de Viena sobre derechos internacionales al obligar a los tres soldados a renunciar a cualquier beneficio que pueda ser otorgado por el Consulado de Bolivia en su país. También mencionó que vulneró la Convención Interamericana sobre la asistencia mutua en materia penal; la Convención de Palermo suscrita en 2000, en la que se establece la cooperación entre Estados en la lucha contra los delitos transnacionales, y el Acuerdo de Asunción en el marco del Mercado Común del Sur (Mercosur), que se refiere a la represión al contrabando.
Parece ser que el alejamiento entre ambas naciones no tiene reconciliación hasta un cambio de gestiones, el cual está cercano en ambos casos: Piñera termina su administración a fin de año, mientras que en Bolivia hay elecciones generales en diciembre del próximo año.
Morales ya manifestó que habrá un acercamiento con Chile cuando Piñera termine su gestión. De algún modo, este escenario desfavorable, puede ser tomado como una oportunidad para retomar el diálogo y la tranquilidad, así lo consideran Murillo de la Rocha, Loayza y Mesa.
De hecho, éste es el último año de la gestión de Piñera y las elecciones generales del país son en diciembre de 2014. El vaticinio que hace Hugo Gutiérrez, el diputado chileno del Partido Comunista que alojó por unos días a los tres soldados cuando fueron liberados con medidas cautelares, depara un buen futuro: “La oposición retomará el poder este noviembre y Chile volverá al camino del entendimiento con Latinoamérica”.
La oposición a la que se refiere el legislador está liderada por la expresidenta Michelle Bachelet, con quien Morales diseñó la frustrada agenda de 13 puntos, que por primera vez en la historia de las discusiones bilaterales incluyó la demanda marítima boliviana en el debate.
‘Esta vez Chile cometió un error muy grave’: Carlos Mesa, expresidente de Bolivia
Éste (el manejo del conflicto desatado por la detención de los tres soldados bolivianos) es uno de los errores más significativos de la diplomacia chilena en su relación con Bolivia, la cual siempre ha sido compleja. Este país siempre se había cuidado de no generar problemas en ocasiones con circunstancias similares: en este caso cometieron un error muy grave”.
‘No se probó si el lugar era Chile o Bolivia’: Karen Longaric, experta en derecho internacional
Bolivia puede pedir que se conforme una comisión binacional para verificar el lugar en que fueron detenidos los soldados y así comprobar si era territorio chileno o no, lo cual nunca se determinó. Tenemos que tener esa duda legítima, más aún cuando uno de los conscriptos declaró que nunca llegaron a cruzar la frontera. Jamás correspondía haber aceptado la justicia chilena.
‘Nuestro país es el que sale perdiendo más’: Armando Loayza, excanciller de Bolivia
Creo que con el conflicto de los soldados es Bolivia el que sale perdiendo más, pues Chile ha retrocedido a sus posiciones más extremas. Hablan de “no ceder un centímetro de costa”, “nada de soberanía...”. No funcionaron los mecanismos diplomáticos, a pesar de que hubo contactos, lo cual es muy penoso. Se dañaron gravemente las relaciones. Ambos son perdedores.
‘Chile debió aceptar las explicaciones’: Javier Murillo de la Rocha, excanciller de Bolivia
Chile debió aceptar las explicaciones, que además fueron públicas, de que se traspasó la frontera sin que haya sido deliberadamente y que se estaba persiguiendo al contrabando. Después, el país vecino debió haber hecho una entrega de los soldados. Pero no fue así por la tensión previa que llevó a que se magnificara el incidente y que las partes no reaccionaran con tranquilidad.
‘El Gobierno chileno no respeta a su justicia’: Andrés Guzmán, diplomático y economista
La justicia chilena no ha demostrado ningún delito, sin embargo, las autoridades de su Ejecutivo, el canciller Moreno y Piñera siguen hablando de un crimen, por lo que se concluye que sus autoridades no respetan las decisiones de su propia justicia. Con eso no sólo faltan al respeto a nuestros soldados, sino también a su Poder Judicial. Es un claro triunfo para Bolivia.
Diputado Gutiérrez: ‘Chile quedó muy mal’
Hugo Gutiérrez es el diputado chileno del Partido Comunista que ofreció su casa para que los tres soldados bolivianos detenidos ilegalmente en Chile cumplan la detención domiciliaria. Juzga que el Estado chileno equivocó el camino en el conflicto.
“Sin duda, el Estado que queda mal ante la comunidad nacional e internacional es el de Chile. Fue innecesario haber privado de libertad a los soldados por más de un mes, llevarlos engrillados a los tribunales y con guardias para después dejarlos en libertad prácticamente sin cargo. El Estado chileno quedó muy mal.
El procedimiento que utilizó fue totalmente inadecuado. Lo que correspondía hacer era devolverlos a su patria y haber dado parte de las circunstancias y la situación en que fueron encontrados, lo que es habitual entre los gobiernos cuando se producen estos inconvenientes en la frontera. Pero nunca debería haber pasado a mayores conflictos.
Creo que Bolivia hizo lo correcto al denunciar en su propia comunidad y también en la internacional esta detención ilegal de soldados que estaban a la persecución de delincuentes. Se dio buena cobertura mediática a un hecho injusto. A la postre, el Estado chileno amparó a los criminales y encarceló a sus perseguidores, eso no tenía el menor sentido y no podía ser entendido en ningún lado.
La popularidad de Piñera está muy baja desde hace varios años. Sin duda, va a ser el presidente menos querido de los últimos tiempos y por el que se siente más desconfianza, sobre todo por los conflictos de interés que arrastra su gobierno. Piñera quiso utilizar esta situación para ponerse a la cabeza de un chauvinismo extremo; y, en esa retórica, ha sido acompañado por los grupos de la derecha chilena, entre ellos el partido Unión Demócrata Independiente (ultraderecha con representación en el parlamento) que se ha hecho partícipe de este discurso xenófobo.
El gobierno de Piñera se está acabando; sin duda, la oposición va a retomar el gobierno de Chile y mi partido será parte de ello. El pueblo boliviano tiene que saber que se va a volver al camino del entendimiento con los pueblos de América Latina y principalmente con Bolivia. Yo sé que el gobierno de Morales distingue al gobierno de Piñera del próximo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario