Día Internacional de Nelson Mandela: un
gigante luchador por los Derechos Humanos
Por: Alan E. Vargas
Lima
La Paz, diciembre de
2013.
Llegó nuevamente el día de los Derechos Humanos, y este acontecimiento se realza ahora con el legado de Nelson Mandela como una de las figuras más sobresalientes, que vivió luchando incansablemente por esos derechos, por encima de cualquier adversidad.
Mandela (Mvezo, Unión de Sudáfrica, 18 de julio de 1918 – Johannesburgo, Gauteng, Sudáfrica, 5 de diciembre de 2013), fue un brillante político y Abogado sudafricano, pero sobre todo, un gigante luchador por la justicia, la igualdad y los derechos humanos, tal como lo ha destacado el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en una reciente visita a la fundación de Nelson Mandela en Johannesburgo, Sudáfrica. "Su extraordinaria compasión tras su liberación después de 27 años en prisión, condujo a Sudáfrica por un camino de diálogo y reconciliación", recordó. Un camino de diálogo y reconciliación que todos los pueblos de los países latinoamericanos, deben seguir en aras de una convivencia pacífica.
Es importante resaltar el aporte de este hombre extraordinario, pero también es urgente seguir su ejemplo de lucha por aquella “Carta de Libertad” (adoptada oficialmente el 26 de junio de 1955, en el Congreso del Pueblo en Kliptown), que siendo la esencia de la Constitución sudafricana, ahora se convierte en un legado inmortal; mucho más para países como el nuestro, que tienen todavía como asignatura pendiente, la lucha contra el racismo y toda forma de discriminación hacia las personas; condición indispensable para la vigencia efectiva de los derechos humanos de hombres y mujeres, que se encuentran protegidos por la Constitución.
Ciertamente, los principios que defendía el líder sudafricano -entre ellos principalmente la igualdad para todos los seres humanos-, fueron decisivos para desmantelar el apartheid en su país, y para dar una gran lección a la humanidad entera: que todos/as somos iguales en derechos y deberes, sin importar nuestra condición, o el color de nuestra piel que muchas veces determina nuestra raza.
Ha sido tan ejemplar la vida del primer presidente de color en Sudráfica, que fue llevada hasta la pantalla grande en filmes como “Adiós Bafana” (2007) e “Invictus” (2009), entre muchos otros que existen para poder apreciar el verdadero alcance de su legado político.
“Adiós Bafana” o “El precio de la libertad” (una película dirigida por Bille August), está basada en un hecho real en relación al líder sudafricano Nelson Mandela, y precisamente rescata su lucha incansable en el largo camino hacia su liberación. En ella, James Gregory personifica a un suboficial de gendarmería de prisiones en Sudáfrica, casado con una hermosa mujer, y con dos hijos adolescentes en edad escolar. Gregory, por su perfecto dominio del idioma nativo local, es asignado a una prisión de máxima seguridad en Robben Island donde están confinados varios prisioneros políticos, entre los que se encuentra Nelson Mandela, encarcelado durante la época del apartheid.
Es asignado como oficial de censura de la prisión, donde su principal función es averiguar todo lo posible e informar a la superioridad sobre las actividades de Nelson Mandela y sus compañeros de celda -todos líderes del movimiento de libertad que pregona el líder-, y en especial aplicar con todo el rigor posible las duras restricciones carcelarias impuestas a Mandela y su grupo. Esporádicamente llega la esposa de Mandela a visitar a su marido en prisión, derecho que sólo puede tomar cada seis meses y solo tener una conversación en idioma inglés y por un máximo de 10 minutos, bajo la atenta mirada del carcelero.
James Gregory considera en un comienzo, y en cierto modo, que Mandela y sus acólitos son terroristas sin piedad, pero cuando logra conocer la llamada "Carta de Libertad" que Mandela había publicado, sus ideas pro-apartheid empiezan lentamente a revertirse. De ahí que, Gregory empieza a conocer más de cerca a Mandela, terminando por admirarle y brindarle ciertos favores no permitidos, no sin antes ser amonestado duramente y tratado como un pro-mandelista, lo que le trae muchos conflictos con su esposa y su vecindario, además de ser agredido físicamente, tal como se muestra en la película.
Aquella Carta de la Libertad (en inglés Freedom Charter) fue una declaración de principios básicos, elaborada por la Alianza de Congresos Sudafricanos, consistente en el Congreso Nacional Africano, y que se caracteriza por su abierta demanda de que "el pueblo se gobierne".
Este documento, es notable por como presenta una demanda y compromiso con una Sudáfrica sin distinciones raciales, aunque también presenta una demanda por democracia, derechos humanos, reforma agraria, derechos laborales, y la nacionalización. Después de que el mencionado Congreso fuera denunciado por traición a la patria, el gobierno sudafricano lo prohibió, arrestando a 156 activistas, entre ellos Mandela, que fue encarcelado en 1962.
Sin embargo, la carta continuó circulando clandestinamente inspirando a una nueva generación de jóvenes militantes en la década de 1980, hasta trascender a la nueva “Constitución de Sudáfrica” que incluyó en su texto muchas de las demandas que se pedían en la Carta de Libertad.
Es evidente que casi todos los problemas enumerados en materia de igualdad de raza y lengua se consagraron en la Constitución de la República de Sudáfrica, que fue adoptada por la Asamblea Constituyente el 11 de octubre de 1996, certificada por el Tribunal Constitucional el 4 de diciembre, y firmada por el presidente Nelson Mandela el 10 de diciembre. Desde su aprobación, dicha Constitución ha sido modificada en dieciséis años, más recientemente, en 2009.
Gracias a Mandela, Sudáfrica tiene una Constitución progresista que garantiza la igualdad para las mujeres, el derecho a vivir libres de violencia y el acceso a derechos socioeconómicos como la vivienda, la tierra, las prácticas laborales justas y la salud. Lamentablemente, hay un gran abismo entre los derechos contenidos en la Constitución y la vida cotidiana de la mayoría de las mujeres sudafricanas; una realidad en muchos países, cuando la Constitución formal (la letra escrita) no corresponde a la Constitución real o material (la que vive en la sociedad).
En tiempos de crisis de convicción sobre la importancia de los derechos humanos para la pacífica convivencia entre los pueblos, y también para nuestra propia sobrevivencia como seres humanos, me parece indispensable retomar el digno ejemplo de lucha de Nelson Mandela, aprendiendo a superar las barreras de la intolerancia, la incomprensión y el desencuentro que -a pesar de no vivir en un régimen de apartheid- también se percibe en el clima conflictivo que muchas veces reina en Bolivia; sobre todo cuando se alienta la superioridad de determinados sectores sociales, o se da preferencia a unos más que a otros, cuando en realidad todos los sectores sociales, sean o no pueblos indígenas, deben gozar de los mismos derechos y de los mismos deberes, en consecuencia, tener las mismas responsabilidades.
Aprendamos a convivir juntos en paz, unos con otros, sin diferencias ni prejuicios, sin pretender ser más importantes que el otro, sin querer excluir o anular la existencia del otro, sino más bien, reconociendo que todos somos libres e iguales en dignidad y derechos, sobrellevándonos en medio de un diálogo constructivo, de discusión acalorada probablemente, pero siempre en la búsqueda de consensos y acuerdos, a fin de que nuestras futuras generaciones aprendan que “simplemente hablando se entiende la gente”.
«Nuestra libertad no puede ser completa, mientras haya otros en el mundo que no la tengan»
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NELSON MANDELA: EL LEGADO DE UN GIGANTE EN 10 FRASES,
Por Daniel Colombo
Nelson Mandela fue un
líder activista pacifista, abogado y político sudafricano. Nació el 18 de julio
de 1918 y falleció el 5 de diciembre de 2013 a los 95 años.
Su labor trascendió las fronteras, y es conocido y recordado, entre
otros aspectos, por luchar en forma pacífica contra la segregación racial en
Sudáfrica, instaurar un modelo político democrático en ese territorio y ser su
presidente entre 1994 y 1999.
§ Historia de vida
La
frase “El que quiere,
puede” sintetiza la vida de Mandela. Nació en una
pequeña aldea llamada Mvezo, en una tribu al sur de Sudáfrica. Tras morir su
padre, la madre lo puso a cargo de un regente, quien fue responsable del
pequeño Nelson hasta que se hizo adulto.
Su formación
se dio dentro de un internado, y luego, en una universidad de leyes donde
primaba la raza negra. A los 23 años decidió mudarse a Johannesburgo, la ciudad
más grande de Sudáfrica, y empezó a ser activista pacifista de
un partido político que trabajaba por los derechos de la población de raza
negra del país en una época de enorme desigualdad, falta de inclusión e
inequidad total.
En 1948 un
movimiento político llegó gobernar Sudáfrica: eran nacionalistas radicales
blancos, que determinaron que las personas de raza blanca tenían supremacía
sobre el resto. Mandela, lejos de quedarse quieto, organizó una rebelión no violenta desde
su partido que lo contenía.
Fueron diez años de lucha incesable contra el apartheid -la segregación
racial desde todo punto de vista-. El gobierno defensor de la raza blanca
declaró ilegal al partido en el que militaba, y pasó a la clandestinidad.
El 5 de agosto de 1962 fue arrestado por conspiración y otros delitos, y
fue a la cárcel 27 años.
§ 27 años preso.
27 años de ver cómo podía sucumbir su sueño de libertad para los de su
raza y para toda Sudáfrica.
Sin embargo,
en la década de los ’80 aumentó la violencia racial y se multiplicaron las
protestas contra el régimen imperante. El nombre de Mandela fue el estandarte. Esta presión interna, sumada a la de la comunidad internacional,
forzó a las autoridades del gobierno a liberarlo el 11 de febrero de 1990.
Su fortaleza y
su gran meta como guía lo sostuvieron todos esos años tras las rejas.
Su lucha y su
sueño no se detuvo ni los 27 años de cárcel hicieron mella en su espíritu de
libertad: consiguió que en 1994 se hicieran las primeras elecciones democráticas
en la historia de Sudáfrica, siendo el primer presidente negro en liderar los
destinos de este país.
Nelson Mandela sigue
siendo una de las figuras más importantes, representando la lucha por la
igualdad racial. Recibió más de 250 premios a todos los niveles entre los que
destaca el Premio Nobel de la Paz de 1993.
Su estilo
pacifista necesitaría ser imitado por los líderes de todo tipo de
organizaciones. Sus características de fortaleza interna, conciliación en
conflictos, determinación y paciencia, contribuyen a un gigantesco legado para
la humanidad en términos de management y conducción de personas.
Aquí, una porción de su enorme legado, en algunas
de sus frases más significativas.
1.
"Mucha gente en este país ha pagado un precio
antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí".
2.
"Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo
mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a
sí mismo un hombre".
3.
"Me gustan los amigos que tienen pensamientos
independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los
ángulos".
4.
"Nunca he considerado un hombre como mi
superior, ni en mi vida fuera, ni dentro de la cárcel".
5.
"Nunca pienso en el tiempo que he perdido.
Solo desarrollo un programa que ya está ahí. Que está trazado para mí".
6.
"La muerte es algo inevitable. Cuando un
hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país,
puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto,
dormiré por toda la eternidad".
7.
"Yo no tenía una creencia específica, excepto
que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y
más apoyo".
8.
"Una prensa crítica, independiente y de
investigación es el elemento vital de cualquier democracia. La prensa debe ser
libre de la interferencia del Estado. Debe tener la capacidad económica para
hacer frente a las lisonjas de los gobiernos. Debe tener la suficiente independencia
de los intereses creados que ser audaz y preguntar sin miedo ni ningún trato de
favor. Debe gozar de la protección de la Constitución, de manera que pueda
proteger nuestros derechos como ciudadanos".
9.
"Los verdaderos líderes deben estar dispuestos
a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo".
10.
“Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes
que trabajar con tu enemigo. Entonces se vuelve tu compañero”.
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