Editorial – EL CAMBIO
La reintegración marítima boliviana es una causa nacional. Por eso y conforme pasaron los días, tras el anuncio del presidente Evo Morales de acudir a tribunales internacionales para demandar legalmente una salida libre y soberana al océano Pacífico, muchas voces se sumaron al nuevo enfoque que no deja de lado la continuidad de las negociaciones bilterales con Chile en el marco de la agenda de 13 puntos sin exclusiones, que desde 2006 discuten ambos gobiernos.
En ese marco, el nuevo enfoque de la causa marítima recibió ayer el pleno respaldo de los ex presidente Jorge "Tuto" Quiroga Ramírez (2001-2002) y Carlos Mesa Gisbert (2003-2005), quienes coincidieron en expresar su respaldo a la iniciativa gubernamental y aseguraron que las diferencias políticas con el presidente Morales “quedan suspendidas” ante una causa nacional como es la demanda para que Bolivia retorne al Pacífico. Además, organizaciones indígenas y sociales también se sumaron.
“Mi concurso, si es necesario, está en disposición plena para el Gobierno y para el Presidente en algo que es una causa nacional”, afirmó Mesa. “Quiero reivindicar la política planteada el 23 de marzo, la recuperación de la política de Estado en 1979 del multilateralismo”, agregó respecto de la resolución aprobada en La Paz por la Asamblea de la Organización de Estados (OEA).
En tanto que Quiroga señaló que “en este momento todo lo que sea necesario para apoyar al Gobierno y avanzar; lo haremos, si se tiene que acudir no sólo en el espacio multilateral, como la OEA, sino también a las instancias de derecho”, y demandó “un análisis concienzudo, detallado para saber exactamente dónde va a terminar”.
La Resolución Nº 426 de la OEA aprobó “recomendar a los Estados, a los que este problema concierne directamente, que inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el océano Pacífico (...) y asimismo tener en cuenta el planteamiento boliviano de no incluir compensaciones territoriales”.
Ayer, el Jefe de Estado, a través del ministro de Comunicación, Iván Canelas, anunció que convocará a ex presidentes y ex cancilleres para analizar la estrategia que impulsa el Gobierno con el objetivo de recuperar el acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico.
Según el historiador chileno Cástulo Martínez, autor del libro El mar de Bolivia, “la información encontrada en libros coloniales y en datos oficiales del Archivo de Indias me indicó que Chile nunca tuvo derecho legítimo a los territorios disputados, que fueron motivo de tres tratados de límites con Bolivia”.
“Más aun, el 28 de septiembre de 1872, el gobierno de Chile reconoció, por intermedio de su ministro de Relaciones Exteriores, Adolfo Ibáñez, que Tarapacá pertenecía a Bolivia. En efecto, al contestar varias preguntas que le había hecho el diputado Cruchaga, el ministro Ibáñez declaró ante la Cámara de Diputados, en parte, la siguiente frase que recogemos de los archivos oficiales: ‘La primera de las preguntas que contiene la interpelación debe más bien dirigirse al gobierno de Bolivia que al de Chile, porque correspondiendo al primero la soberanía del territorio donde está situado el puerto de Antofagasta, es a ese gobierno a quien conviene dar las garantías de permanencia y estabilidad que se pretenden’”.
(Al respecto véase en éste mismo Blog: Los Límites Originales de Chile antes de la Fundación de Bolivia)
En ese contexto, que la causa nacional por la reintegración marítima reciba el respaldo de gran parte de la sociedad boliviana fortalece una posición de Estado en demanda de la reparación de una injusticia histórica que ya lleva 132 años.
Es que las heridas abiertas por la Guerra del Pacífico —que desangra a un país mediterráneo— se encuentran abiertas, y solamente cicatrizarán, como asegura el historiador chileno Cástulo Martínez, “cuando Bolivia tenga una salida soberana al océano Pacífico. En vano nos adormecemos con la errónea idea de que a Bolivia nada le debemos. Le debemos un puerto”.
¿El pacto de Bogotá es la solución?
EDITORIAL – LA PRENSA
Corresponde realizar un análisis del mismo a efectos de definir si dicho instrumento es idóneo para la acción pretendida por el Estado.
¿La ratificación por parte del Congreso Nacional del Tratado Americano de Soluciones Pacíficas del 30 de abril de 1948, conocido como el Pacto de Bogotá, constituye la vía jurídica para la reivindicación marítima del Estado Plurinacional de Bolivia frente a la República de Chile? Si bien el Tratado de referencia tiene como objetivo establecer los procedimientos de solución de controversias entre Estados, corresponde realizar un análisis del mismo a efectos de definir si dicho instrumento es idóneo para la acción pretendida por el Estado.
Inicialmente, nos referimos al Artículo XIII del instrumento, toda vez que en dicho acápite se exige que las partes (Chile y Bolivia) “acuerden” iniciar un procedimiento de mediación. La mediación es un método de solución de controversias, basado en el diálogo y la concertación, a través del cual y con la intervención de un tercero denominado “mediador”, quienes creen tener un conflicto, pueden lograr resolver sus diferencias. Se resalta la necesidad de un acuerdo, como condición inicial sine qua non, para instaurar la mediación. ¿El presidente Piñera expresará su voluntad de iniciar un procedimiento de esta naturaleza después del discurso vertido el pasado 23 de marzo de 2011 por su homónimo boliviano? ¿Si no existe voluntad de ambas partes, se puede hablar de mediación?
Siguiendo el flujo procesal estipulado en el Pacto de Bogotá, continúa a la mediación, siempre y cuando no exista satisfacción de intereses, la conciliación. El Artículo XV del Tratado señala que “el procedimiento de investigación y conciliación consiste en someter la controversia a una comisión de investigación y conciliación…” ¿Qué sucede si en esta siguiente instancia los Estados no logran un arreglo? La norma dispone que ante la ausencia de solución, siempre y cuando no se haya convenido un arbitraje, la causa podría ser recurrida ante la Corte Internacional de Justicia con sede en la Haya. Conforme se tiene conocimiento, Bolivia y Chile no han comprometido la solución del problema marítimo a una jurisdicción arbitral.
Sin embargo, recordemos que tampoco han decidido, siquiera, someter sus diferencias a un procedimiento de mediación.
Supongamos por un momento que Bolivia logra la vía judicial ante la Haya. ¿El objetivo de la causa, esto es la reivindicación marítima frente a la invasión chilena con el uso de las armas y la fuerza, tendrá posibilidades de éxito? No lo sabemos con certeza. Llama la atención lo dispuesto por el Artículo VI del Tratado: no podrán aplicarse los procedimientos (refiriéndose a la mediación, conciliación e inclusive la vía judicial internacional) para asuntos ya resueltos entre partes que “se hallen regidos por acuerdos o tratados en vigencia en la fecha de celebración del presente pacto.” El Gobierno chileno ha manifestado, a través de su Primer Mandatario, que no tiene asuntos pendientes con Bolivia. ¿Se referirá a esto? Es evidente que el Tratado de 1904 se encontraba vigente a momento de celebrarse el Pacto de Bogotá, esto podría ser un inconveniente.
Como si lo señalado precedentemente no bastase, el Tratado literalmente sentencia que “si la Corte se declarare incompetente para conocer de la controversia por los motivos señalados en los artículos V, VI y VII de este Tratado, se declarará terminada la controversia.” Es decir, que si la Corte Internacional de Justicia declinara competencia para conocer la litis, argumentando que el Tratado de 1904 se encontraba vigente el año 1948, fecha de celebración del Pacto de Bogotá, Bolivia corre riesgo de que el juicio sea terminado, sin haberse discutido siquiera la petición de fondo.
Para concluir, un par de preguntas… ¿Chile ha ratificado, por las vías constitucionales, el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas? ¿Alguien se preguntó esto antes de pretender motivar una acción internacional? ¿Si la respuesta fuese negativa, el Pacto de Bogotá resulta inaplicable? ¿Se cae la estrategia legal? Tal vez deberíamos haber empezado la trama respondiendo estas interrogantes. A veces las cosas en Bolivia se hacen al revés, disculpas por ello.
MI OPINIÓN… A PRIMERA VISTA – Alan E. Vargas Lima
En estos últimos días, el anuncio presidencial de Morales, acerca de plantear la demanda marítima boliviana ante los tribunales y organismos internacionales, produjo un viraje inesperado en el diálogo bilateral que se venía afianzando con las autoridades políticas de Chile, a nivel diplomático. Sin embargo, cabe hacer notar que ésta decisión pone en evidencia del mundo entero que sigue esta cuestión, la falta de resultados concretos en la denominada “Agenda de los 13 puntos…”, dado que si las amplias y continuas conversaciones bilaterales hubieran producido algún logro favorable a la legítima aspiración boliviana, en cualquiera de los temas difíciles incluidos en la Agenda, ésta habría sido también la perfecta ocasión para anunciarlo.
Esta situación llevó a que el Presidente Morales reclamara una propuesta escrita y “sin más vueltas” de parte de Chile hasta el 23 de marzo, y sin embargo la reacción de las autoridades chilenas, muy desalentadora por cierto, salió al aire indicando que no había mayor novedad dado que la cesión de un puerto propio y soberano “no estaba ni estuvo en discusión”. Entonces fue que en Bolivia pudimos darnos cuenta de que las famosas conversaciones de los últimos cinco años, no trajeron consigo ningún resultado que valiera la pena rescatar.
En este sentido, el último discurso presidencial pronunciado en Homenaje al Día del Mar Boliviano, contiene tres aspectos que son imprescindibles de tener en cuenta, para avanzar en ésta cuestión: 1) la creación de la Dirección General de Reivindicación Marítima; 2) la ratificación de todos los tratados y convenios internacionales que viabilicen la demanda marítima ante los organismos internacionales, ello a cargo de la Asamblea Legislativa Plurinacional y; 3) la no interrupción del diálogo político bilateral con Chile, a causa de las anteriores medidas mencionadas.
Por otro lado, y de acuerdo a las Notas editoriales que anteceden, es indudable que la demanda marítima boliviana es la gran causa nacional que siempre ha perseguido nuestro país, y que ahora persigue más que nunca, esta vez abriendo su espectro de posibilidades a las vías jurisdiccionales internacionales. Sin embargo, también se está poniendo en tela de juicio la viabilidad del Pacto de Bogotá como instrumento internacional idóneo y eficazmente aplicable a la solución de la controversia limítrofe pendiente que se tiene con la República de Chile.
Obviamente el instrumento persigue afianzar la solución pacífica de controversias en el ámbito internacional, sin embargo, es cierto también que ya se han diluido las relaciones amigables que se tenían con las autoridades gubernamentales del Gobierno de Chile en los últimos años, debido que la famosa Agenda de los Trece Puntos, únicamente sirvió de excusa perfecta para adornar el diferendo marítimo existente (habiéndose incluido éste tema como la última de las cosas que debería tratarse, minimizando su importancia), dejándose de lado su carácter esencial para las buenas relaciones de vecindad entre Bolivia y Chile.
¡¡¡Mucho más si se considera que el mismo Presidente Chileno pretende tergiversar la historia indicando que no existirían cuestiones limítrofes pendientes con Bolivia…!!! (Véase en éste mismo Blog: LA OTRA CARA DE LA MONEDA...)
Consecuencia de ello es que ninguno de los trece aspectos acordados, fueron resueltos hasta el momento… ¡¡ni aún siquiera uno!!... lo que pone en evidencia la poca o ninguna buena fe con que actúa el Gobierno de Chile (sea a través de los Presidentes que sea) en sus relaciones internacionales. Claro está, tratándose de un territorio usurpado por la fuerza, según el propio testimonio de la historia, y según la propia conciencia de sus connacionales (basta de ejemplo Don Cástulo Martínez)… es difícil actuar en forma benévola.
Sin embargo, conviene reiterar la pregunta: ¿La ratificación por parte del Congreso Nacional del Tratado Americano de Soluciones Pacíficas del 30 de abril de 1948, conocido como el Pacto de Bogotá, constituye la vía jurídica (idónea y eficaz) para la reivindicación marítima del Estado Plurinacional de Bolivia frente a la República de Chile?
Si lo que se exige -como requisito indispensable- para el inicio del procedimiento correspondiente de mediación, es el acuerdo entre ambas partes en disputa, obviamente ya no existe ese acuerdo, porque el Presidente Piñera ha adoptado una posición nada diplomática (por no decir arrogante) al condicionar a nuestro país para utilizar: o bien el “diálogo”, o bien la justicia internacional. Y ahí sí que se está vulnerando la libre determinación del Pueblo de Bolivia para escoger la mejor vía que crea conveniente a fin de alcanzar sus nobles propósitos reivindicacionistas.
Y tómese nota de que la palabra Diálogo, para el Gobierno de Chile y sus Cancilleres, no significa otra cosa que: Imposición de Condiciones, Agendas de X puntos, etc., etc.
Posiblemente, de optarse por la vía jurisdiccional a nivel internacional, ingresamos necesariamente a analizar la validez o nulidad del ominoso Tratado de Paz y Amistad de 1904, y sobre este tema existen muchísimos argumentos, esgrimidos por varios de nuestros historiadores y diplomáticos bolivianos, por lo que nos restará abordar este tema con mayores elementos de juicio, en éste mismo Blog.
Aguarden sólo un poco...
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