Un libro de derecho es básicamente un texto que trata sobre la Ciencia del Derecho; así, es posible hacer una distinción entre. a) libros de derecho -escritos por juristas-, y b) libros sobre derecho -escritos por no juristas-.
Esa distinción es útil, en la medida en que ayuda a comprender que un libro de derecho, es generalmente una obra de doctrina jurídica, donde el autor puede exponer libremente sus ideas y proposiciones jurídicas, con la finalidad de analizar la legislación vigente, difundir el pensamiento de otros autores y el suyo propio -sobre un tema específico-, sin perjuicio de lo que pueda aportar o enseñar sobre la base de sus conocimientos y experiencia profesional adquirida, que lo respalda para escribir una obra jurídica.
En mi opinión personal, un libro de derecho se diferencia de todos los demás, porque aparte del deber que tiene el autor, de desentrañar un área concreta de la Ciencia del Derecho, en muchos casos tiene también la tarea -nada fácil- de llenar ciertos vacíos o imprecisiones, y dar las explicaciones que el legislador no hizo en su momento, y el autor(a) del libro debe estar consciente de esa responsabilidad, antes de publicarlo y difundirlo.
Pero sobre todo, pienso que un libro jurídico requiere respeto: respeto por la legalidad, respeto por los valores y principios ético-morales de que habla la Constitución, respeto por los autores nacionales y por los institutos jurídicos que va a explicar -si los ha comprendido adecuadamente-; pero sobre todo, un autor de un libro jurídico debe tener un mínimo de respeto por el público al cual se dirige (ciudadanos de a pie, estudiantes, familias, etc.), porque desde su portada y su título, debe comunicar con claridad el propósito y finalidad de su obra.
Por ello, considero que un libro, con ese insólito título (Kamasutra) ¡es un verdadero INSULTO a nuestra inteligencia y a la profesión!, porque tal parece que pretendiera menospreciar los años de estudio que muchos hemos pasado en la Universidad, y solo alcanza a mostrar que es fácil burlarse de un instituto jurídico tan importante como el Amparo Constitucional, porque se trata de una simple banalidad para el autor, es decir, algo que él considera superficial, tal vez inservible (o hasta inútil); lo que me lleva a preguntar: ¿eso es lo que realmente pretende difundir? ¿es lo único que puede ofrecer en un libro?
De ser así, entonces, por salud mental y para no llevarme un fiasco, prefiero NO COMPRARLO, porque si intentara adquirirlo para leerlo, estaría fomentando la burla que hace su autor sobre un instituto jurídico tan importante que, por cierto, no se aprende de la noche a la mañana, y tampoco se puede difundir aventuradamente cual si se tratara de una payasada inventada por alguien más.
Por mi propia salud mental, creo que NO NECESITO COMPRARLO, porque precisamente su título -por más llamativo que parezca-, ya me da una idea clara de la poca o ninguna seriedad del autor de esa publicación, y creo que no requiere mayor explicación, porque en la portada el mismo autor me está diciendo que no tuvo ninguna conciencia ni objetividad racional para tratar un tema tan importante, que muchas veces involucra todo un conflicto de intereses entre personas, y que por ello necesita más luces, antes que simples burlas.
Por otra parte, considero algo muy lamentable que se haya llegado al extremo de poner un título como ése, solo para que el libro se "comercialize", o se venda fácilmente al mejor postor; y de seguro lo adquirirá aquel que rápidamente se deje llevar por una simple curiosidad, actuando ingenuamente, sin reparar en su contenido, o por lo menos sin ponerse a pensar un momento si un libro como ése podría aportarle alguna ayuda en el ejercicio de la profesión (lo cual es demasiado dudoso).
Algunos colegas me dijeron que no debería juzgar el libro sólo por su título, sino por su contenido (y realmente no acostumbro hacerlo, pero por suerte ya pude ver el índice de su contenido en Facebook).
Más allá de vagos conceptos y algunas referencias a la primera Constitución boliviana (la de 1826 ¡cuando ni siquiera existía el Amparo en Bolivia!), no tiene nada de nuevo, atractivo o interesante, más que su carnavalesco título que no lleva a ninguna parte; porque el autor tampoco tuvo el mínimo cuidado de justificar en su contenido, si había algún motivo determinante o cuál la necesidad de apelar a la vulgaridad para llamar la atención con un título como el de: “Kamasutra de la Acción de Amparo Constitucional”, dado que además, tampoco se sabe si existe alguna relación lógica entre esos conceptos que indica en su portada.
Es realmente muy lamentable que en el país, ahora aparezcan “autores”, que se dediquen a vender libros “nuevos”, sólo con afán de lucro, sin ningún beneficio para la ciudadanía, ni tampoco utilidad para los estudiantes necesitan información adecuada sobre los institutos jurídicos, porque créanme: NO SE NECESITA UN KAMASUTRA PARA APRENDER EL AMPARO.
Abog. Alan Vargas
Lima.
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