lunes, 17 de octubre de 2011

ELECCIONES JUDICIALES 2011: Lecciones aprendidas en democracia...


Entre las lecciones que nos deja la elección judicial llevada a cabo el día de ayer domingo 16 de octubre del presente año, indudablemente resalta la participación ciudadana, que es imprescindible para llevar adelante cualquier proceso electoral, y asimismo, la voluntad ciudadana expresa de permanecer viviendo en democracia, en donde todas y todos tengamos la suficiente capacidad de intervenir y decidir sobre qué autoridades queremos que -en este caso- administren justicia en el país, y así de esta manera poder lograr la renovación del sistema judicial nuestro, tan venido a menos por sus males endémicos como son: la corrupción judicial, la impunidad indiscriminada, la retardación de justicia y el prevaricato de jueces, fiscales y Abogados (lamentablemente), los gastos millonarios en “reformas judiciales” que levemente han mejorado la administración de justicia, las coimas y compra de conciencias en los mismos procesos judiciales, así como el cuoteo político-partidario que siempre estuvo presente en las designaciones de autoridades judiciales a nivel congresal.

Sin embargo, lo anterior no implica dejar de lado que el día de ayer esa voluntad ciudadana, precisamente se ha reflejado en sentido de anular la pretensión totalitarista de un gobierno, que aprovechando de la mayoría oficialista en la Asamblea, ahora pretende acaparar y tomar el control de el Órgano Judicial en Bolivia, cosa por demás absurda e impermisible, que rebasa los límites del Estado Constitucional de Derecho que todos queremos construir desde la puesta en vigencia de la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia.

Y esta voluntad totalitaria, ha sido reflejada a través del partido oficialista con mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, que desde el momento de la reglamentación elaborada para la preselección de los candidatos -de acuerdo a sus intereses-, fue empañando lo que pudo haber sido una experiencia innovadora en nuestro país; tal vez por eso sea que ahora no podemos jactarnos tampoco de haber dado un ejemplo al mundo de cómo llevar adelante la designación de jueces por vía de elección popular, mucho menos cuando existieron vicios de inconstitucionalidad en el desarrollo del proceso eleccionario, además del manejo indiscriminado de poder tanto en el Órgano Ejecutivo como también en el Órgano Legislativo del nuevo Estado Plurinacional.

De ahí que, ante la forma tan apresurada e irregular en que se han seleccionado a los candidatos en plena Asamblea de “representantes” (que ahora más bien se han convertido en reemplazantes de nuestra verdadera voluntad, salvo contadas excepciones), se impuso la necesidad de reivindicar el derecho ciudadano a pensar diferente, y luchar por la preservación de una democracia genuina, participativa y sin exclusiones, promoviendo esta vez el rechazo al engaño tramado por los sectores afines al gobierno, lo que indudablemente repercute y tiene como consecuencia el desprestigio de nuestros propios representantes nacionales (que muchas veces olvidan que el mandatario -autoridad electa- no puede tener mayor poder y autoridad que su mandante -pueblo soberano-), lo que puso en duda la idoneidad de los candidatos, quienes en el proceso de entrevistas (si es que realmente lo fueron) demostraron su tendencia a continuar un “proceso de cambio” que ahora está en decadencia, dado que a pesar del tiempo transcurrido, no se nos ha mostrado ningún sendero esperanzador, lo que es evidente mientras el gobernante de turno y sus seguidores permanezcan en la interpretación sesgada de la realidad, y en la visión unilateral de que todo está bien en el país (tan falso como aquel discurso de la “bonanza económica” que hasta ahora no me cabe en los bolsillos).

Por estas y muchas más razones, era necesario y urgente votar nulo en las elecciones judiciales; precisamente para no permitir más abuso de poder, para no vivir bajo un gobierno totalitario en democracia, para no dejarnos engañar más con discursos que sólo hablan de los males de la justicia en el pasado, para no permitir la impunidad de los hechos violentos en contra de la población boliviana, para no crear redes de sumisión y obediencia político-partidaria en un órgano que debe ser esencialmente independiente e imparcial, para poder realmente cambiar los antiguos cánones de la administración de justicia con jueces probos e idóneos, no porque hayan estudiado mucho aquí o en el resto del mundo, sino porque sean capaces de solucionar las ansias que todos los ciudadanos tenemos por tener una justicia pronta y cumplida, con respeto de nuestros derechos fundamentales mínimos y, sobre todo, sin manchas de corrupción.

Lástima que las esferas gubernamentales no reflexionan ahora (ni lo harán después, mientras continúen en el poder) sobre éstos aspectos –porque esa por lo menos hubiera sido una buena señal en el discurso presidencial de la noche de ayer–, y como tampoco visitarán este Blog para enterarse de éstas reflexiones, entonces pienso que es mejor compartir con ustedes –mis lectores– estas breves líneas, para que sean difundidas como ecos en medio de tanta arrogancia, indiferencia y confusión.


Sócrates: Filósofo griego fundador de la filosofía ática y uno de los filósofos más trascendentales de la filosofía universal. Sócrates nunca se vio a él mismo como sabio o dueño de gran conocimiento, así buscaba y conversaba con otros filósofos, artistas, poetas y sabios, dándose cuentas de que creían saber más de lo que sabían. Sócrates, fingiendo saber poco o nada, conversaba con la gente y preguntaba sobre sus errores, haciendo que ellos lo descubrieran.


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