La Alianza del Pacífico, el impulso necesario para Estados Unidos
Después de un descuido confeso de Estados Unidos respecto de América Latina, Washington retoma la iniciativa al acercarse a varios países, ‘casualmente’ con aquellos con los que tiene un TLC: los miembros de la Alianza del Pacífico.
La Razón / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:06 / 16 de junio de 2013
Estados Unidos ha perdido el espacio que tuvo en América Latina hasta antes de 2005, después de que en la IV Cumbre de las Américas, de 2005 en Mar del Plata (Argentina), se hiciera visible el desacuerdo regional sobre la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). El predominio de políticas económicas estatistas como las de Bolivia, Venezuela o Argentina disminuyó aún más el peso que tuvo. Hoy, aquella potencia afianza su alianza con las naciones con las que firmó un Tratado de Libre Comercio (TLC). ¿Con cuáles? Justamente las que son parte de la Alianza del Pacífico: México, Perú, Chile, Colombia y, recientemente, Costa Rica.
Sin embargo, esa preocupación de Estados Unidos por la región se ha hecho visible en las últimas semanas con la visita de su presidente, Barack Obama, a México y su reunión con sus pares de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Perú, Ollanta Humala. Además, el peregrinaje de su jefe del Departamento de Estado, John Kerry, por América Central, y el del vicepresidente Joe Biden por Brasil.
Con distintos matices en el modo de afirmarlo, los analistas Róger Cortez, Horst Grebe y Hugo Moldiz, además del diplomático Carlos Antonio Carrasco y el senador del Movimiento Al Socialismo (MAS) Adolfo Mendoza, sostienen que, sin ninguna duda, Estados Unidos apadrina al bloque, cuyo apoyo es abierto y público.
En contrapartida, el exvicecanciller Gustavo Aliaga y el expresidente de la Cámara de Senadores Óscar Ortiz consideran que esa organización se caracteriza de una u otra manera por hacer comercio ajeno a la política y cercano a la eficiencia.
En agosto de 2011, el presidente estadounidense Barack Obama dijo que su nación se había centrado mucho “en su obsesión con Irak” y había descuidado a América Latina. En marzo de 2012 se firmaba el texto que daba a luz a la Alianza del Pacífico. Todo esto se daba en el contexto de la progresiva languidez de la Comunidad Andina (CAN).
A partir de ahí, Washington contraatacó en su afán de enmendar su “descuido”: Obama fue a México recientemente y firmó acuerdos con Chile, entre los que destaca la facilidad que otorgó a ciudadanos chilenos de ingresar a su país sin requerir una visa.
“Es evidente que la política exterior americana ha impulsado la formación de la Alianza del Pacífico”, dice Carrasco. En su criterio, la Alianza del Pacífico comenzó “tímidamente” con la asociación de México, Colombia, Perú y Chile, “excluyendo notoriamente a Ecuador, país ribereño del Pacífico”. Dice que hoy ha ampliado su membresía a Costa Rica y existe “la solicitud expresa de Estados Unidos de ingresar al grupo”.
Cortez atenúa la afirmación al decir que en realidad aquel bloque es la ratificación de asociaciones previas de Estados Unidos con los países miembros. “Quienes conforman la alianza tienen una trayectoria anterior de mayor apertura y facilidad de relación con Washington”.
Por su parte, Grebe, al apuntar que hay una reorganización integral de las organizaciones de comercio de la región, señala que la Alianza del Pacífico es “lo que ha podido permanecer del ALCA” y está formada por países que tienen una “visión de apertura de mercados contraria a la del Mercosur, más bien subregional”. “Tienen una clara conexión con Estados Unidos, que no es sólo ideológica, sino a través de los TLC que tiene con sus componentes”.
Moldiz, en otros términos, parece hablar de esa misma reorganización que menciona el economista, aunque él se refiere a América Latina como “un territorio de disputa entre propuestas emancipatorias y el sistema de dominación imperial”. El nuevo bloque surge “tras el fracaso del ALCA, es la contraofensiva” de Washington “que empieza en 2011”, cuando se posiciona la idea de la alianza con una primera visita de Obama a Chile.
Una visión similar es la del senador Mendoza, quien sostiene que aquélla “inaugura” un Tratado de Libre Comercio, que es la “reedición” del ALCA y que “recicla, tardíamente”, las políticas neoliberales de los años 80 y 90, con la “tutela norteamericana”. Estos variados enfoques apuntan a afirmar que Estados Unidos se ampara en la Alianza del Pacífico tras “descuidar” la región, tal como admitiera el mismo Obama.
En la contracara están Ortiz y Aliaga. El primero confirma el retroceso de Estados Unidos en América Latina en los últimos años, pues “sus prioridades” regionales pasaron “a un plano secundario” a causa de las guerras en Irak y Afganistán, su crisis económica interna, la crisis económica europea” y la definición de que la economía mundial tiende a concentrarse en el Asia Pacífico.
¿Eficiencia? Tanto para Aliaga como para Ortiz, la Alianza del Pacífico en realidad responde a la necesidad de agruparse de los países “económicamente más eficaces”. “Reducir la alianza a un intento de rearticular la influencia de Estados Unidos en América Latina responde a un supuesto equivocado”, pues “nos encaminamos” hacia una economía “multipolar”, donde las naciones que quieran crecer en la economía internacional “deben establecer relaciones de profunda integración” con las economías del Pacífico y “en particular” con China, India y el sudeste asiático, opina Ortiz.
“Creo que ésta es la visión de los miembros que componen esta alianza, lo que trasciende la disputa entre el Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) y el capitalismo que tiene efectos de política interna en algunos países, pero que es totalmente irrelevante en la economía mundial”, afirma. Aliaga señala que el ente regional responde a una “realidad geográfica”. El planeta se va a desarrollar por el Pacífico, lo que “marca una actitud de los países hacia esa costa”.
“Son un grupo de naciones eficientes que básicamente quieren desarrollar sus naciones en un lugar donde puedan vender todo lo que produzcan”. No tiene nada que ver “con el imperialismo, sino con la eficiencia económica”.
Bloque. Sobre la supuesta conformación de dos frentes —el de la Alianza del Pacífico versus los países del Alba, el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)— (si bien hay algunos que pertenecen a ambos) se ha desatado un debate en el periodismo de opinión de la región que supone la existencia de dos “frentes” contrapuestos, de dos modelos de política económica.
“Aparentemente”, la Alianza nació “primordialmente para aunar esfuerzos en la batalla” por los mercados del Pacífico”, dice Carrasco, quien considera que su mandato, no obstante, se ha ensanchado “a la arena política” con mayor cohesión que el Alba. Éste último organismo es “muy proclive a los discursos quiméricos”: por ejemplo, la Alianza “abrirá embajadas en Ghana y en Kenya”, que funcionarán representando colectivamente a los cuatro países fundadores”.
En realidad —sigue— hay “tres focos” en la región, pues aparte de Unasur y la Alianza del Pacífico, “está Brasil”, que “no requiere” agruparse para ser más grande y lleva adelante su propia política exterior “acorde con su interés nacional”.
Para Mendoza, el grupo de Chile, Perú, Colombia y México se origina para contrarrestar al Mercosur y “hacer frente” a las naciones que operan con “otra lógica”, sin el “tutelaje” de ningún país para vincularse con otras economías. Estados Unidos está “tratando de generar un bloque”, afirma.
Cortez, en cambio, ve la imposibilidad de tal intento, aunque observa que en Chile y Colombia existe el deseo de “dirigirse en esa dirección” por cierto peso “ideológico”. No considera que la Alianza del Pacífico tenga “condiciones y posibilidades” cercanas de perfilarse como “bloque” en la medida en que si la contrapartida es la Unasur, Brasil y Argentina tienen un significado que no encuentra correlato en lo que podría ser “una presencia de bloque” de la alianza, cuyo miembro más importante es México. “No hay paralelo posible con lo que significa Unasur”.
Con un razonamiento del todo distinto, Ortiz tampoco cree que se pueda hablar de dos frentes, “porque Colombia, Chile y Perú son parte de Unasur”. Lo que hay “son distintas orientaciones de políticas económicas y sociales al interior de Unasur”. Luego describe brevemente las características económicas de los países de América del Sur: Brasil y Uruguay tienen gobiernos de “izquierda moderada” integrados a la economía internacional y ofreciendo “excelentes condiciones a la inversión internacional”; Colombia, Chile, Perú y Paraguay, “economías abiertamente de mercado”; y Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, “economías fuertemente estatistas”, aunque en el caso de Ecuador “hay mucha retórica” pero poca diferencia con relación a las políticas de mercado.
Quizá —arriesga Carrasco— “sin proponérselo” la idea de construir el ALCA “ha renacido” con la Alianza del Pacífico: establecer una vasta zona de libre comercio con partidarios de “la economía social de mercado”. Evidentemente, “una alianza fortalecida con el decidido apoyo americano”, de sus vínculos comerciales y de “la comunidad de sus poderosos servicios de Inteligencia (incluyendo la intercepción de comunicaciones en la red)” servirá “de eficiente contrapeso” a los esfuerzos antagónicos de Unasur y, dentro de ella, “a la hostilidad de los socios del Alba”.
Bolivia. En el país se han escuchado voces críticas a la cerrazón del Gobierno a adherirse a la Alianza del Pacífico. También se ha dicho que ese organismo es una traba a las aspiraciones nacionales de una salida soberana al océano del mismo nombre. Asimismo, la nación fue invitada por Perú a tener un rol activo en la Alianza del Pacífico, pero el llamado fue rechazado por Evo Morales.
Aliaga se acerca a esa percepción: “Bolivia está en una distracción” —dice—, Perú y Chile “se darán” la mano “económicamente” después del fallo de La Haya y “es lamentable que el país no entre en el acuerdo”.
En cuanto a la demanda marítima, Cortez considera que más que aquel bloque, el enemigo principal son las “torpezas” evidenciadas en ciertas declaraciones oficiales, como cuando Morales hace pública su fascinación por el “autoritarismo militar”. El analista se refiere a cuando el Mandatario habló de “flexibilizar” los derechos humanos para una “mejor instrucción en el Ejército”.
En contraste y a modo de conclusión se puede tomar la declaración de Carrasco sobre este tema. El “adversario principal” en la batalla que se libra ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya —afirma— es Chile y en esa perspectiva “deberá orientarse la diplomacia boliviana”, dejando de lado cualquier “romance ideológico” que perjudique la causa marítima. “Es un momento de buscar aliados y de neutralizar a los adversarios”.
‘Es la ratificación de las alianzas de EEUU’: Róger Cortez es analista político
En los países de la Alianza del Pacífico hay toda una trayectoria de apertura y facilidad de relación con Estados Unidos, entonces con el apoyo de este país a la alianza lo que hace es ratificar política y comercialmente unas asociaciones ya establecidas. Lo que dudo es que eso pueda ser una coraza duradera en las condiciones fluidas de la política mundial.
‘EEUU súbitamente retomó la iniciativa’: Carlos Antonio Carrasco es diplomático y analista
Luego de cuatro años de la administración Obama que se caracterizó por su indiferencia hacia la región, súbitamente se retomó la iniciativa, recibiendo ahora en la Casa Blanca a los presidentes de Chile y Perú. El vicepresidente americano, Joe Biden, realizó una gira por varios Estados y su canciller Kerry desplegó actividad dinámica en la Asamblea de la OEA, en Guatemala.
‘La forman un grupo de países eficientes’: Gustavo Aliaga fue vicecanciller del país
La realidad geográfica manda. El planeta se va a desarrollar en el océano Pacífico, pues las economías más grandes están en esas costas (Japón, Indonesia, etc.). No tiene nada que ver con lo político. La alianza es formada por un grupo de países eficientes económicamente. Al contrario, Bolivia está en una etapa de distracción, es lamentable que se pierda el tiempo en adjetivos.
‘La Cancillería debería reflexionar’: Horst Grebe es economista
Hay una clara aproximación de algunos países con Estados Unidos y esa nación hace demostración de que tiene acuerdos y cooperación, ha recibido en visita de Estado a varios miembros de la alianza y, por tanto, hay una clara cooperación en marcha. Esto no es ningún secreto, por lo que la Cancillería debería reflexionar, pues en este mundo la ideología puede estorbar.
‘Sólo Bolivia toma en serio la confrontación’: Óscar Ortiz fue presidente del Senado
Es natural que Estados Unidos tenga mejores relaciones con países con los que comparte un TLC. Sin embargo, también tiene buenas relaciones con países del Mercosur como Brasil, Paraguay y Uruguay. De los miembros del Alba, el único que se toma en serio la confrontación es Bolivia, pues Venezuela y Ecuador nunca dejaron de hacer negocios con EEUU.
‘Es una amenaza seria a la integración regional’: Adolfo Mendoza es senador del MAS
La mayor afectación es a escala continental, pues altera la integración Sudamericana en el orden institucional al limitar, en el futuro, que se trabaje en función de una unión latinoamericana, al modo de la Unión Europea. Es una amenaza seria la integración. También afecta al país, pues mucha de nuestra política está orientada a ver lo que ocurre en el Pacífico.
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