El debate sobre la forma de
modificar la Constitución en vista a una repostulación de Morales tendrá su
necesario espacio, pero ahora hay que detenerse en las implicaciones de una
posible reelección para la política en Bolivia.
La
Razón (Edición Impresa) / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:07 /
13 de septiembre de 2015
Las
organizaciones sociales orgánicas al Movimiento Al Socialismo (MAS) y sus
militantes no debaten si se modificará o dejará intacta la Constitución
Política del Estado (CPE) de 2009, discuten si la modificación debe allanar el
camino a una repostulación indefinida o a una adicional, con límite, para
Presidente y Vicepresidente del Estado; una repostulación, naturalmente,
que busca una futura reelección.
Se
reconoce que este debate, aunque al parecer solo sea de forma, es de capital
importancia para el futuro inmediato de la democracia y del país y, sin duda,
su discusión encontrará su lugar en diferentes espacios de la opinión pública;
sin embargo, aparentemente se ha dejado de lado el significado de la reelección
en general para el país, para la democracia, para el sistema de partidos, para
la manera de hacer política en Bolivia y para la propia construcción del Estado
Plurinacional.
Un
hecho probable en este tema, por ejemplo, es que si la modificación de la CPE
tiene lugar, en el futuro vendrán otros políticos de otros partidos que podrán
quedarse, constitucionalmente, lustros en el poder. Habría que preguntarse si
eso es deseable, conociendo la débil institucionalidad estatal y sabiendo lo
sencillo que ha sido para distintos Ejecutivos de los gobiernos de turno
cooptar al resto de los poderes, merced a la mencionada debilidad.
Lo
anterior se dice con una mirada prospectiva, hacia adelante; no obstante, si se
vuelca la vista a la historia de Bolivia, destaca lo que muchos analistas
(entre ellos la exsenadora Érika Brockmann) llaman el “imaginario” caudillista
de la política boliviana. La historia lo demuestra una y otra vez. Los partidos
tienen la vida de su caudillo: muerto (biológica o políticamente) el caudillo,
muerto el partido.
ANTECEDENTE. Hay que ver —con el objetivo
de hacer consideraciones sobre las maneras de hacer política en Bolivia— un par
de ejemplos concretos del “prorroguismo” en la historia. Empero, como bien dice
el sociólogo Fernando Mayorga, en ningún caso la historia implica de por sí un
determinismo, el hecho de que la historia siempre tienda a repetirse. No se
quiere decir, en absoluto, que lo que se narra a continuación es lo que va a
suceder en caso de que se viabilice una reelección hoy, sino que no se puede
abordar el tema de la actual pretendida repostulación sin ver, si quiera por
encima, los casos del pasado de la política boliviana.
¿Cómo
terminó sus días el mariscal Andrés de Santa Cruz (de quien en cinco días se
recuerdan los 150 años de su muerte) tras estar cerca de diez años en el poder
(hasta 1839)? Pasó de la adulación al repudio; de que el Congreso le regale por
ley la hacienda Chica en Luribay (La Paz), a la condena total, también por ley.
Después de haber acumulado Santa Cruz un poder inimaginable, el Congreso
boliviano, que antes lo adulaba, lo atacó con la mayor de las virulencias. Así,
en la inauguración del Congreso de 1839, todos los diputados denostaron al
Mariscal. Se promulgó una ley que dice: “Se declara a don Andrés de Santa Cruz,
presidente que fue de Bolivia, insigne traidor a la patria, indigno del nombre
de boliviano, borrado de las listas civil y militar de la República y puesto
fuera de la ley desde el momento en que pise su territorio” (Crónicas
Parlamentarias, Moisés Alcázar).
Isidoro
Belzu también intentó perpetuarse en el poder poniendo a su yerno Jorge Córdova
(mandato de 1855 a 1857). Esto no gustó nada a sus detractores que hicieron un
golpe de Estado. Luego del golpe tuvo lugar la matanza de Yáñez en la cárcel
del Loreto (hoy Asamblea Legislativa), donde se ejecutaron a 60 seguidores de
Belzu y al mismo Córdova. El número de muertos es enorme para la densidad
demográfica de La Paz del siglo XIX.
Otro
caso fue el de Víctor Paz Estenssoro en 1964. Tras modificar la Constitución
para buscar una tercera reelección (la cual “ganó”), juró en agosto de ese año.
Esto dio a René Barrientos Ortuño (su Vicepresidente) el pretexto que
necesitaba para golpear y valió a Paz el rechazo y resentimiento del resto de
los líderes emenerristas, quienes le dieron la espalda. Un caso parecido fue el
de Hernando Siles, presidente de 1926 a 1930. Intentar prorrogar su administración
motivó a Carlos Blanco Galindo a derrocarlo por la fuerza. Se recuerda estos
casos solo por ser los que más se adecuan a in-tenciones en el pasado de
permanecer en el poder.
PARTIDOS. Las referidas consideraciones
históricas, no obstante, pueda que no hablen de manera, sino indirecta del caso
actual, pero sí hablan directamente de los modos de hacer política que han
tenido sus diversas expresiones, además del comportamiento o actitud de
políticos durante diferentes “sistemas de partidos” (si es que se es flexible
con el uso de esta noción) y distintas democracias, en épocas disímiles.
Entonces,
¿cómo ver el caso actual? El analista Julio Aliaga lo observa desde una
conducta de los partidos vinculada al caudillismo y a su vocación de poder una
vez en el gobierno. Esta conducta sería una constante entre 1952 y la
actualidad. Mientras que Fernando Mayorga lo analiza desde la debilidad o
absoluta desaparición del sistema de partidos, mediante una observación del
panorama regional de las reelecciones. Un punto en común en los dos
entrevistados es que una buscada reelección es vista desde la falta de
institucionalidad partidaria; empero, el enfoque de ambos se opone.
Para
Aliaga, la historia de 1952 a nuestros días muestra una constante: los partidos
que han llegado al poder tienden a modificar su manera de hacer política en
función a “reproducirse” en este poder. Él llama a esa conducta
“movimientismos”, lo cuales llegan al poder con una serie de reivindicaciones
de cambio estructural; pero, una vez en el lugar de poder las abandonan
privilegiando las demandas circunstanciales en busca de mantener una
popularidad que les permita permanecer en el Gobierno. Según el analista, esto
es lo que perdió al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), al Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR, partido en el que militó) y “le está
sucediendo al Movimiento Al Socialismo”. Para sostener la aseveración, Aliaga
pone el ejemplo de lo que llama la “obsesión” del MAS por penetrar
electoralmente en el oriente. En busca de llegar a ese electorado, el partido
de gobierno ha pactado “con los gamonales de siempre, ha abandonado el
indigenismo y la defensa de la Madre Tierra”. Los “movimientismos” se vinculan,
según este sociólogo, a una “cultura política caudillista” de la zona andina
(Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, especifica). El caudillismo y la vocación
de poder son las constantes de la historia política, asevera.
Asimismo,
es ampliamente reconocido que la primacía del líder carismático es un síntoma
de una institucionalidad partidaria débil. Mayorga, en cambio, apunta que la
“vocación de poder” es una característica del ser humano y no aporta mucho a
una lectura de posibles reelecciones.
“Lo que
está en discusión es la caracterización del proceso político del proceso de
cambio, ver qué matiz político se ha forjado, qué implicaciones tiene esto en
términos de la construcción del Estado Plurinacional, más que ciertos códigos
supuestamente inmutables de la democracia representativa”.
La
búsqueda de una futura reelección es algo “generalizado” en la región, solo que
con algunas “distintas postulaciones institucionales”: algunas persiguen la
reelección discontinua, otras la indefinida; unas la buscan mediante cambios
constitucionales, otras, vía referéndum, y otras, desde el Congreso. “El
tema ha estado presente sobre todo en aquellos países en que se ha diluido o
debilitado el sistema de partidos”, apunta Mayorga.
En
Bolivia, el sistema de partidos, de acuerdo con Mayorga, se ha diluido y su
reconfiguración no se ha dado aún. En cambio, en aquellos casos nacionales,
donde todavía hay institucionalidad partidista (Brasil y Chile) hubo arreglos
políticos institucionales para mantener la lógica de la repostulación
discontinua. En ambos países, sus presidentes en determinado momento tenían muy
elevados índices de popularidad, pero no optaron por una reforma constitucional
para buscar su reelección.
En
otros casos, se hizo una reforma constitucional por la mayoría política que
ostentaban, como es el caso de Hugo Chávez en Venezuela (tras dos intentos) y
Rafael Correa en Ecuador (mediante mayoría congresal); no fue posible en
Argentina con Cristina Fernández de Kirchner, detalla.
“No es
una particularidad de Bolivia”, destaca. Explicar esto mediante el caudillismo
“no es necesariamente pertinente”, aunque hay varios datos de la historia que
avalan esa hipótesis —apunta— no significa que vaya a repetirse. También hay
que recordar que el primer borrador de la CPE incluía la reelección o
postulación a reelección indefinida, y que fue eliminada en la negociación de
2008 en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
¿Cómo
se rutiniza (se hace rutinario) el liderazgo carismático? Mayorga dice que Evo
Morales “tiene una presencia fuerte en el escenario internacional y
altermundista y tiene mayores gamas para rutinizar su liderazgo, pero el MAS ha
decidido por la vía de la reelección en el marco de la reforma constitucional”.
¿Quién
pide una nueva postulación a la reelección? “El pueblo”, señalan los voceros
del MAS. Sin embargo, aquí hay que apuntar lo que Mayorga hace notar para dar
cuenta de la complejidad de la organización partidaria del MAS. Existe una
‘hibridación’, mezcla o combinación del liderazgo de Evo Morales, lo que se ve,
por ejemplo, en su difusa situación, cuando al mismo tiempo es Presidente del
Estado, presidente de su partido y presidente simbólico de las seis
Federaciones del Trópico de Cochabamba.
Dicho
esto, ¿quién pide la reforma constitucional para la repostulación de Evo
Morales? Los movimientos sociales del Pacto de Unidad, quienes también ocupan
una posición difusa entre ser organizaciones corporativas de gremios
específicos y, además, participar del Estado (muchos de sus dirigentes son
funcionarios de gobierno, diputados o senadores) y, a un mismo tiempo, son
militantes del MAS. El sujeto “pueblo”, que pide la postulación del Presidente
para ser reelecto, entonces, se complejiza y se torna ambiguo.
Está en
debate si será indefinida o no: Evo Morales, presidente
Está en
debate de los movimientos sociales, si será por cinco años más, diez años,
indefinido. Yo no quiero meterme a este debate. Saben mi posición”. En esa
conferencia del 7 de septiembre, Morales insistió en que la propuesta no fue
inducida “ni manipulada” por el partido de gobierno, sino que fue una decisión
de la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam).
Quién
pide la reforma para la reelección?: Fernando Mayorga, sociólogo
La
fuente discursiva (de la repostulación) busca legitimidad, entonces proviene de
las organizaciones sociales; se institucionaliza a través de la bancada
parlamentaria (frontera entre sindicato y partido); pero el origen discursivo
tiene que ser la organización social para dar legitimidad social a la
propuesta, aunque su formulación jurídica se haga en la bancada. Luego va al
cuerpo electoral.
‘Caudillismo’
en la política boliviana: Julio Aliaga, sociólogo
Es el
caudillismo autoritario de la cultura política boliviana. Cuando se han bajado
las banderas del indigenismo, socialismo y no queda nada, solo queda “matar a
tu madre para ir al baile de los huerfanitos”. Es decir, vacíos de
contenido a cambio de popularidad, sumados a vacíos democráticos y ascenso
social son el cuadro perfecto para la reelección de cualquier caudillo, no solo
de Evo.
Precisiones
del Vicepresidente: Álvaro García Linera, vicepresidente
Yo
recomendaría que la palabra precisa no sea “reelección” sino “repostulación”,
porque la elección es para que la gente decida con el voto si lo elige o no. Lo
que las organizaciones están debatiendo a nivel de las comunidades es la
repostulación, ésa creo que es la mejor palabra que habría que debatir.
(Durante el acto de inauguración del Congreso de “Bartolinas” en Santa Cruz).
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Dichos oscilantes sobre la repostulación
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El camino que desembocó en la reforma constitucional para una
prevista postulación a la reelección osciló de un lado a otro por nueve años.
Una y otra vez, desde 2006, el Movimiento Al Socialismo (MAS) desmintió que
tuviera intenciones de plantear la reelección en el debate y menos considerarla
en la realidad. Sin embargo, a un tiempo lanzaba insinuaciones sobre una
repostulación. Luego vino la Ley de Aplicación Normativa y Evo Morales se
postuló y fue reelegido por una tercera ocasión. Entonces comenzaron otra vez
los desmentidos sobre la cuarta postulación. El MAS fue aún más lejos y se
llegó a debatir la repostulación indefinida, haciendo uso de los dos tercios
que cuenta en la Asamblea Legislativa.
¿Cuándo empieza la ruta de afirmaciones y desmentidos? En base a
una ayuda memoria facilitada y elaborada por Rafael López, se reconstruye lo
dicho al respecto. Por razones de espacio, es imposible mencionar todo lo que
se dijo sobre las repostulaciones en estos nueve años (de 2006 a 2015), pero se
intentará al menos destacar las representativas...
Tras ganar abrumadoramente la elección de 2005, el MAS llegó al
Palacio el 22 de enero de 2006 en medio de una efervescencia casi generalizada
de la población que se identificó con su proyecto político.
Con solo dos meses en el poder, el 24 de mayo, parlamentarios
oficialistas anunciaron sus intenciones de llevar la idea de la reelección a la
Asamblea Constituyente (AC). La elección de constituyentes se realizaría el 2
de julio.
El vicepresidente Álvaro García Linera corrigió a los diputados:
“La posición oficial del MAS es que no va a proponer la reelección (en la
Asamblea Constituyente). (...) De principio creemos que un mandato de cinco
años es un tiempo suficiente para cumplir un conjunto de programas”.
Jorge Lazarte, luego constituyente, replicó: “debería prohibirse
la reelección por la experiencia histórica en el país, que consiste en que los
presidentes de la República terminan utilizando el aparato del Estado para
reelegirse”.
Luego, es conocido que el primer borrador de Constitución
propuesta por el MAS incluía la reelección indefinida. Esto luego cambió a dos
elecciones seguidas. No obstante, una vez cerrada la AC, el texto se negoció y
fue cambiado en La Paz entre oficialistas y opositores. El tema de la
repostulación para una posible reelección fue el meollo de la negociación.
Una vez que hubo consenso, se quedó en una reelección consecutiva
para viabilizar el referendo. En el festejo por la promulgación de la Ley de
Convocatoria del Referendo Constitucional, en octubre de 2008, Evo Morales
dijo: “Quiero que sepan (que) por la unidad del país, por la nueva Constitución
Política del Estado boliviano, la propuesta que hicieron dos constituyentes
bajo el pedido de los movimientos sociales con dos reelecciones inmediatas para
Evo Morales, yo renuncié por la unidad del país”.
De acuerdo con este pacto político, Morales acortaría su mandato
para que se convocase a elecciones en 2009. Al ganar los comicios el MAS, la
oposición creyó que estaba ante la primera y única reelección consecutiva
posible de Evo Morales.
El 10 de enero de 2009, en un congreso de su partido, el
presidente dijo que el MAS no está en el Gobierno de paso, ni de visita, sino
“para toda la vida”. Fue tempranamente, ese mismo año, el primero de su segunda
administración, que empezó el debate sobre la contabilización de los periodos,
dado a que la nueva Constitución había entrado en vigencia. El MAS posicionó
que habiendo una nueva CPE, todo empezaba de cero: “en términos técnicos, en
aplicación del principio de irretroactividad de la ley, el actual periodo
constitucional (en referencia al de 2006-2010) no debería aplicarse para el
cómputo”, escribió en marzo de 2009 el actual ministro de Gobierno, Carlos
Romero.
En febrero de 2013, la posición del MAS se fue aclarando: “En mi
opinión, para mí la consulta (de la reelección de 2014 al Tribunal
Constitucional Plurinacional) está por demás”, dijo Morales.
“Se quiere dar una puñalada por la espalda a la democracia, la
Constitución es muy clara al respecto y solo puede haber una reelección que ya
ha ejercido el presidente Evo”, replicó el líder de Unidad Nacional, Samuel
Doria Medina, aquella vez.
En mayo de ese año, el MAS optó por hacer una ley con un nombre
neutral: Ley de Aplicación Normativa. Sin embargo, dentro de esta norma estaba
la confirmación de lo que Romero dijera en 2009, es decir que la gestión de
entonces (2010-2015) era la primera y habilitaba a Morales y a García Linera.
En julio de 2014, antes de las elecciones de octubre, el MAS comienza a hablar
abiertamente de la repostulación indefinida.
“La reelección indefinida no va a definir (solo) la Asamblea
Legislativa o alguien por ahí, si es que la Asamblea así lo decide obviamente
será lanzada a referéndum” (Sic), dijo ese mes el diputado Edwin Tupa. En
septiembre, se hacen muchas declaraciones pidiendo la repostulación con fines
de reelección indefinida desde organizaciones orgánicas al MAS, así se
pronunció, por ejemplo, la Central Obrera Boliviana (COB).
A esto Morales respondió, a mediados de septiembre, con una
negación categórica: “Vamos a respetar la Constitución Política del Estado en
el tema de la reelección”. Además recordó que él propuso que las autoridades
electas tengan como máximo 60 años.
En esa misma conferencia dijo que quería retirarse y abrir un
restaurante: “Yo me encargaré de servir la comida y ofrecer cerveza
(...). Mi propuesta es que el expresidente y los dos exalcaldes vayan a
Cochabamba, al Chapare o al Chaco, y el presidente sea mesero. Vamos a cobrar
baratito la comida y vamos a cobrar la foto. ¿Un expresidente mesero? De eso
vamos a cobrar caro, de verdad”. El día de la elección, el 14 de octubre de
2014, el Presidente otra vez electo dijo a la BBC, hablando en tercera persona:
“No es necesario que Evo sea presidente hasta 2025”.
El 20 de enero de 2015 diría otra vez que no habría una nueva
postulación para ser reelecto, lo que contradecía a las organizaciones sociales
del MAS. Así, Leonilda Zurita señaló: “Trabajamos nueve años, ahora estamos
iniciando (otro mandato), si el pueblo decide, define; primero es escuchar al
pueblo para mandar. Si el pueblo decide, define, nosotros lo haremos (modificar
la Constitución para facilitar la postulación en vista a una posible
reelección)”.
De enero a la fecha, han sido numerosas las alusiones directas a
una postulación indefinida hasta que en septiembre se supo que existe un
borrador de proyecto de ley de reforma. Extraoficialmente se dice que incluye
dos elecciones adicionales. A esta altura, no hay duda de que el referendo por
las modificaciones que la Asamblea Legislativa Plurinacional vaya a proponer es
algo que sucederá.
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