viernes, 28 de marzo de 2025

El retorno de las clases virtuales en las Unidades Educativas en Bolivia

Fuente: Periódico Los Tiempos

El retorno de las clases virtuales en las Unidades Educativas

¿reabre el debate sobre el derecho a la conectividad educativa?

 

Por: Gimena Paola Burgos Maizares

Abogada especializada en Derechos Humanos e investigación jurídica.

 

La escasez de combustible y la crisis económica que enfrenta nuestro país en la actualidad han generado diversas consecuencias, entre las que destacan el aumento de precios y la afectación a las cadenas de suministro. Aunque este escenario no es distinto al de la gestión anterior, la situación parece agudizarse, ya que el gobierno actual se ha visto obligado a implementar diez medidas para mitigar la crisis. Entre estas, se encuentra la disposición que aprueba el retorno de las clases virtuales. En respaldo a las decisiones anunciadas por el presidente, el Ministro de Educación, Ómar Veliz, confirmó el jueves 13 de marzo que ya se emitió el instructivo para adoptar este cambio de modalidad.

En un contexto marcado por la inestabilidad no solo económica, sino también política, resulta imperativo abrir espacios de análisis jurídico para debatir el binomio clases virtuales y derecho a la conectividad educativa. Este debate debe partir de la premisa de que el derecho a la conectividad educativa, entendido como una dimensión intrínseca del derecho a la educación, garantiza el acceso equitativo a las tecnologías digitales y a los recursos en línea.

Sin embargo, surge la pregunta: ¿cuáles son las condiciones básicas que debe cumplir el acceso digital para ser efectivo en el campo de la educación?

En este sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe titulado: “El estado de la conectividad educativa en América Latina: Desafíos y oportunidades estratégicas”, establece cuatro dimensiones fundamentales para definir lo que se considera una conectividad significativa con fines educativos: 

1. Velocidad suficiente: La conexión debe tener un mínimo de 10 MBPS o ser equivalente a una red móvil 4G. 

2. Regularidad y accesibilidad: La conectividad debe estar disponible de manera regular y accesible para su uso diario. 

3. Suficiencia de datos: Se requiere una conexión fija, ya sea en la escuela, el hogar o el lugar de trabajo. 

4. Dispositivos adecuados: Es indispensable contar con un dispositivo inteligente y funcional, como mínimo, un smartphone asequible. 

Estas condiciones no solo delinean los requisitos técnicos, sino que también subrayan la necesidad de políticas públicas que aseguren su cumplimiento, garantizando así el derecho a la educación.

A partir de lo referido se puede establecer que la digitalización de las aulas, no se puede contemplar de forma aislada a la diversidad humana, más aún en contextos como el de Bolivia que se caracterizan por presentar diversidad demográfica que no solo se limita a la existencia de una amplia variedad de grupos poblacionales con características distintas en términos culturales, sino también sociales y económicos. Un ejemplo de ello es la población que habita en los barrios de las áreas periurbanas de la ciudad de Sucre, ya que un número significativo de estas personas enfrenta barreras que van más allá de lo cultural, como la pobreza y la vulnerabilidad.

En este contexto, surge la pregunta de si el gobierno ha analizado el escenario del derecho a la conectividad educativa o si simplemente se ha limitado a interpretar la materialización del derecho a la educación a partir del estándar global mínimo que exige la educación gratuita. En el caso de Bolivia, la accesibilidad puede ser examinada a través del estudio titulado “No hay señal para la educación”, el cual, en su contenido, señala que:

La infraestructura de conectividad de internet, aunque había tenido algunos avances positivos hasta antes de la pandemia, es todavía insuficiente. Más aún, los costos de conexión son inaccesibles para poblaciones con menos ingresos, la calidad es baja y hay carencias en cuanto a dispositivos. La falta de una política de inclusión digital constituye una de las principales falencias estructurales del Estado boliviano (León et. al., 2022).

El abordaje de un análisis comparativo de la realidad boliviana y los estándares mínimos establecidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para calificar la necesidad de contar con un rango de conectividad significativa en el área educativa. La ausencia de una conectividad educativa que cumpla con los estándares de accesibilidad acarrea diversas dificultades, generando un ambiente en el cual los estudiantes no cuenten con acceso a internet, lo que conlleva a problemas para obtener información digital, la no elaboración de actividades en línea desde el hogar y, finalmente, la afectación del proceso de aprendizaje escolar (Gonzales, 2021).

La disparidad en el acceso a equipos de telecomunicaciones se convierte en una barrera para el uso de la conectividad con fines educativos, un escenario que, a mediano y largo plazo, no solo perpetúa la brecha digital, sino también la brecha educativa y socioeconómica (Ávila, 2024). El escenario pospandemia ha normalizado el uso de internet como una herramienta esencial para el desarrollo de actividades académicas. Los profesores asumen implícitamente que los estudiantes tienen acceso pleno y equitativo a la conectividad. Sin embargo, los hallazgos reflejan una realidad contraria: la mayoría de los niños solo acceden a internet de manera ocasional y limitada, principalmente a través de datos móviles y dispositivos de baja calidad.



En este contexto, resulta urgente implementar políticas públicas que garanticen una conectividad accesible y de calidad para todos los estudiantes, con el fin de reducir las brechas existentes y asegurar un desarrollo educativo equitativo. Solo así se podrá avanzar hacia un sistema educativo inclusivo que permita a las nuevas generaciones alcanzar su máximo potencial en un mundo cada vez más digitalizado.

 

 

 

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