lunes, 27 de junio de 2011

ELECCIONES JUDICIALES: ¿un simple plebiscito?

EL PUNTO SOBRE LA I
Elecciones judiciales: el riesgo de que sea un simple plebiscito
El voto puede ser o pro o contra el MAS

La Razón – 26 de junio de 2011
Las elecciones judiciales corren el riesgo de convertirse en un plebiscito de apoyo o rechazo al actual Gobierno. De ser así, coinciden oficialistas, opositores y analistas, el país pierde: el enfrentamiento político echará de lado lo fundamental: la elección de los máximos jueces del país.

Será que las elecciones judiciales de octubre se convertirán en un nuevo plebiscito más para el Gobierno, en una justa electoral de simple apoyo o rechazo a la gestión del presidente Evo Morales?
El Gobierno rechaza de plano esta posibilidad; analistas y sectores de la oposición, sin embargo, ya expresan su temor de que las cosas deriven sólo en esa votación o en pro o en contra del actual proceso, dejando de lado lo que en verdad interesa: la elección de los máximos jueces del país, la institución del cuarto poder del nuevo Estado Plurinacional.
Todos los entrevistados sobre el tema coinciden en que si algo afectaría gravemente a la elección de jueces, sería que los comicios decaigan en un plebiscito.
Acusaciones van y vienen: que “el Gobierno en realidad busca copar el poder judicial”, o que “la oposición lo único que pretende es boicotear el proceso”. El punto es la mayor o menor confianza o convicción que al final tenga la ciudadanía sobre cómo se lleva adelante esta elección desde la actual preselección a cargo de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Lo de octubre será inédito en muchos sentidos, ya se dijo, pero para el caso será un hecho determinante: el voto será complejo, por lo imprevisible que será al moverse entre lo político (sí o no al actual Gobierno) y lo —si vale— específicamente judicial (la elección de los jueces).
Como pocas veces se vio, además, aparte del voto válido (por los candidatos), esta vez tendrán especial importancia el porcentaje de participación, el voto en blanco y el voto nulo. 

LEGITiMIDAD. El viceministro de Coordinación Gubernamental, Wilfredo Chávez, de entrada señala que la de octubre no será una elección plebiscitaria. “Porque las elecciones de autoridades judiciales jurisdiccionales del 16 de octubre, marcan en realidad un testeo en gran medida de realidades locales, departamentales, con liderazgos novedosos a nivel judicial, cuando la gente valore a sus candidatos, y en el caso del nivel nacional, cuando elijan a los magistrados del Tribunal Constitucional, el Ambiental y del Consejo de la Magistratura”.
La idea de que la elección judicial derive en un plebiscito, señala Chávez, más bien es el objetivo de “alguna oposición” que, en el fondo, busca el fracaso de estos comicios que, por lo demás, es un mandato de la nueva Constitución; volver las cosas en un plebiscito está en la línea de quienes “jamás han apostado por la Constitución”.
Frente al eventual voto blanco o nulo, el viceministro señala que es previsible que la asistencia de votantes en los comicios sea menor en relación a las elecciones presidenciales del 2009, porque, por lo general, estas votaciones son las que más electores convocan.
Ahora, en este caso, en especial el voto en blanco, que es el que se computa como válido (no así el voto nulo), en realidad no será contra el proceso en sí, insiste Chávez, sino contra el candidato o la candidata concretos (según regiones o departamentos): “La legitimación del proceso va a estar en la cantidad de votos con la que se imponga cada candidato sobre los votos blancos y nulos”.
En los hechos, cuando alguna oposición llama al voto en blanco o nulo, por lo particular de esta elección, será “la oposición contra candidatos que no tienen partido, que no van a poder defenderse sino con su currículo y su trayectoria de vida”, dice.

PLEBISCITO. Por el contrario, para el diputado opositor Jaime Navarro, de Unidad Nacional (UN),  está dentro del cálculo del Gobierno el que lo de octubre sea un plebiscito; por las acciones que ahora mismo lleva adelante, por el “copamiento” que se ve de la lista de postulantes. Si ve que este proceso tiene visos de fracasar, por el rechazo que se incube, dice, el MAS estaría dispuesto incluso a abortarlo.
A la fecha, en su criterio, lo que hay es una “acumulación negativa” ante las elecciones. Pero hay que darle todavía oxígeno al proceso  —señala— y esperar que se rectifiquen ciertas acciones que se han dado en la preselección; pero de continuar las cosas como van, dicha acumulación es previsible que en el día de la elección se manifieste en el voto rechazo, sea cual fuere la forma que tome: blanco, nulo o la abstención.
El voto plebiscitario, de apoyo o rechazo al MAS, puede ser o lapidario para el Gobierno (que se verifique el descontento), o puede ser que le sirva para reposicionarse; dependerá de la coyuntura, sostiene.
La urgencia de llevar adelante la elección es legitimar su actual “copamiento del poder judicial”, según Navarro: lo necesita para perseguir legalmente a los opositores y para aprobar la tercera postulación de Evo Morales el 2014.
Las judiciales de octubre podrán ser “salvadas” sólo si se corrige hoy la preselección, que ésta deje de ser “una preselección de masistas”. Para esto, hay que modificar el reglamento de dicha preselección, para que se haga de manera exigente, y así elegir a los mejores. Garantizar que la preselección no será sólo de afines al Gobierno o de sus aliados, afirma Navarro.

ESPERANZA. El plebiscito será posible si es que el Gobierno llega a imponer “listas plancha” de candidatos, analiza por su lado el diputado del Movimiento Sin Miedo (MSM) Fabián Yaksic. “Esto desnaturalizaría un proceso que no debería estar contaminado de injerencia política, como podría suceder si la lista sale del Palacio de Gobierno. Ojalá que se hagan unas listas de consenso en el seno de la Asamblea. Depende del MAS que esto no se transforme en un plebiscito”.
En la medida en que la gente “vaya a votar, pero no a elegir”, las nuevas autoridades judiciales incluso nacerían con este estigma, el de haber sido “designados” por el partido de gobierno.
Antes de hablar de voto blanco o nulo, ahora lo central está en la preselección; en la lista que salga en los próximos días. “Todo depende de la manera como el MAS encare la preselección y, a partir de eso, el sentimiento popular se va a reflejar a favor o no de participar. Si la ciudadanía percibe que puede elegir, y no sólo votar, de eso dependerá el éxito del proceso, de la percepción ciudadana y de lo que se le entregue luego de la preselección”.
 
HISTORIA. Recordando el origen de la elección judicial de octubre, el exsenador y prefecto de Oruro, Carlos Böhrt, dice que no se debe olvidar la razón de ser de esta forma de constituir al ahora Órgano Judicial. 
La elección de los máximos tribunales del país, que en verdad será única en el mundo (hay experiencias de elección de jueces pero de menor rango), se la instituyó en respuesta a la tradicional elección por cuoteo político en el Parlamento, recuerda.
“El desafío para el país y para este gobierno es responder a la demanda de la población de que los partidos no se inmiscuyan en el nuevo Órgano Judicial”.
Pero, dadas las circunstancias, el mayor peligro en que puede caer la elección es precisamente en la partidización del proceso electoral, esto es, el despliegue de la hegemonía del MAS también a este poder.
“Si el Gobierno hace oídos sordos de esto (a que la elección debe ser apartidaria), y actúa como antes lo hacían los partidos tradicionales, lo único que habrá conseguido es cambiar un método perverso (el cuoteo en el Parlamento) por otro método perverso”.
Las elecciones judiciales del 16 de octubre, en este sentido, también serán una prueba de fuego para el MAS. Si en la lista de candidatos que apruebe la Asamblea Legislativa Plurinacional queda en evidencia la partidización del proceso, “la gente va a reaccionar, porque verá que todo es más de lo mismo, que sólo se ha cambiado el procedimiento”.
De todos modos, las de octubre son justas democráticas.
Confiamos en que el pueblo acuda a votar
WILFREDO CHÁVEZ, viceministro de Coordinación Gubernamental
Esta elección, única en el mundo, marcará pautas para ver cómo luego la justicia se desenvuelve. Si la justicia votada por el pueblo es mejor que la que hoy tenemos, por el dedo, por el cuoteo, el pueblo va a encontrar respuestas. Si no, habrá que hacer una seria evaluación del sistema de justicia. Hemos confiado en este sistema, confiamos en que el pueblo acuda a votar.

Lo que se busca es la reelección de Morales
JAIME NAVARRO, diputado por Unidad Nacional
El Gobierno se empeña en realizar las elecciones judiciales, básicamente para seguir en esta dinámica de perseguir a los opositores, y el hecho más importante es que Evo Morales necesita un Tribunal Constitucional que el año 2014 interprete la Constitución y le permita una siguiente reelección. Ésas son las dos razones para que el Gobierno siga adelante con este proceso.

Si sale mal, todos habremos perdido
FABIÁN YAKSIC, diputado por el Movimiento Sin Miedo
La mayor responsabilidad recae sobre el Gobierno, que podría ser el que reciba también el rechazo popular de evidenciarse la imposición de un listado (de candidatos) progubernamental. Las consecuencias de ello las va a asumir el Gobierno y el MAS, y, lógicamente, el país; se habrá perdido una oportunidad histórica de tener un Órgano Judicial revalorizado, independiente.

El punto está en hacer  transparente el proceso
CARLOS BÖHRT, Ex parlamentario
Hay necesidad de actuar con transparencia. Tomar decisiones que pueden parecer imprudentes a los operadores políticos, pero que si no lo hacen le quitará transparencia al proceso, como eliminar —y ellos (el MAS) deberían hacerlo— a los postulantes “simbólicos” (cercanos al partido de gobierno). Si no lo hacen, el proceso pierde transparencia y tiende a hacerse plebiscito.

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