La situación del país a mediados de 2011(*)
Al concluir el primer semestre de 2011 parece conveniente dar una mirada panorámica a la situación, puesto que el período constituye en ciertos aspectos un momento de inflexión de tendencias y emergencia de nuevos factores condicionantes. Una apreciación certera de la situación imperante tendría que dar lugar en consecuencia a una corrección del estilo de gobierno con miras a encarar los desafíos del próximo período sobre la base de un mayor grado de consenso.
De acuerdo con la información recopilada por los observadores especializados, el primer semestre de 2011 ha sido el período con mayor número de conflictos sociales y políticos, en comparación con cualquier otro lapso anterior. Tal situación está estrechamente vinculada con las medidas de fines del año pasado, que cambiaron las expectativas de los principales sectores sociales en cuanto al poder adquisitivo de sus salarios en cotejo con la evolución esperada de los precios de los combustibles y otros productos de amplio consumo.
Se trata de un nuevo ingrediente en el contexto de las expectativas populares, acostumbradas en los últimos años a que aumenten sus ingresos como consecuencia de mejoras en el desempeño de varios sectores económicos, la distribución de ingresos mediante los diferentes bonos, y los efectos multiplicadores que se generan por las diversas actividades legales e ilegales que suministran las divisas que circulan por la economía nacional.
Por contraste, a diferencia del pasado, no se han registrado mejoras significativas en la situación de las finanzas públicas y en particular en las disponibilidades del Tesoro General de la Nación. De acá se deriva que la autoridad financiera persiga cualquier medida que le permita recaudar mayores tributos, incluso si se trata de algo tan discutible como la legalización de más de 90.000 autos “chutos”, no obstante las graves consecuencias de todo orden que trae aparejada esta medida y las protestas inmediatas que ha ocasionado por parte de los países vecinos.
En el primer semestre también se ha hecho patente el grado en que se han instalado las actividades del narcotráfico y los delitos conexos en la sociedad boliviana, así como la penetración que pueden alcanzar en altas esferas de los organismos de seguridad.
En el campo internacional se ha hecho evidente a su vez la ausencia de mecanismos efectivos de coordinación y consulta de los países latinoamericanos sobre diferentes temas de la agenda global. Debe hacerse notar que la región no aprovechó a fondo la elección del nuevo Director-Gerente del Fondo Monetario Internacional para impulsar iniciativas de reforma del sistema financiero internacional, en buena medida porque la diplomacia de algunos países estaba enfrascada en buscar apoyo para sus candidaturas individuales a otros organismos, como la FAO.
Al debilitamiento de todos los mecanismos de integración y cooperación en América del Sur se suma ahora también la suspensión de la Cumbre Presidencial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos, que debía establecer el mecanismo de mayor alcance para la concertación política de
América Latina.
Como resultado de todo esto, es evidente la ausencia de iniciativas latinoamericanas en el ámbito global, no obstante que es la región con mayor necesidad de promover nuevos arreglos globales en el campo del cambio climático, la reforma de las instituciones económicas y comerciales, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, y el respeto efectivo de los derechos humanos en todos los ámbitos de las relaciones internacionales.
La escasa presencia de América Latina en las negociaciones globales contrasta con una interpretación autocomplaciente respecto del desempeño económico de sus principales economías, cuyas tasas de crecimiento y perspectivas inmediatas son ciertamente mejores que en años anteriores y se comparan muy favorablemente con la situación imperante en las economías industrializadas. Ello no obstante, el auge cíclico de la región está altamente relacionado con la demanda proveniente de la China, lo cual le confiere un componente de vulnerabilidad a mediano plazo.
Todo lo anterior hace suponer que es altamente probable que en el segundo semestre se acentúen las tensiones y problemas en el ámbito nacional, pero asimismo en el nivel internacional, lo que obliga a pensar en la necesidad de fortalecer la capacidad de respuesta oportuna a nuevos problemas emergentes.
A tales efectos, convendría que se desplieguen iniciativas eficaces para alcanzar grandes acuerdos sobre la elección de los magistrados del Órgano Judicial, el pacto fiscal y las medidas de lucha contra los peligros del narcotráfico y el crimen organizado que ya han alcanzado umbrales preocupantes, de tal manera que estos procesos no se vean perjudicados por las tensiones provenientes de otras esferas de la vida pública nacional.
(*) NUEVA CRÓNICA Nº 87. Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores. 1era. quincena de julio 2011, Pág. 3.
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