domingo, 17 de julio de 2011

Las manos invisibles del trabajo doméstico en Bolivia y el mundo...

Perspectiva - Elizabeth Tinoco

Hilos invisibles del trabajo doméstico


Se llaman Juana, Teresa o Lucía. Suelen tener también hijas e hijos y a menudo son ellas las cabezas de sus familias.
La diferencia es que trabajan para hogares que no son el suyo y con su labor sostienen el orden cotidiano de muchas casas aportando seguridad y tranquilidad a sus propietarios. Son la mano invisible que cuida la vida diaria de tantos de nosotros y nuestras familias.

En América Latina hay más de 14 millones de mujeres dedicadas al trabajo doméstico en casas que no son la suya. Reciben una remuneración, pero la mayoría de ellas también deben enfrentar a diario una realidad en la cual predominan bajos salarios, largas jornadas, escasa o nula protección social, poco tiempo libre, malas condiciones de vida y un incumplimiento generalizado de las normas laborales.
La nueva norma internacional sobre el trabajo doméstico, aprobada recientemente por los 183 países que forman parte de la OIT, constituye un hecho sin precedentes, pues por primera vez aborda específicamente a un sector laboral en el cual predomina la informalidad, y donde son frecuentes la discriminación, la explotación y otros abusos.
El trabajo doméstico se realiza a puertas cerradas, en la intimidad de nuestras casas, y eso ha contribuido a que sea una ocupación invisible, difícil de medir y de controlar. Las estadísticas son difusas y con frecuencia no cuentan a quienes trabajan por hora o por día, a quienes no estén registradas en la seguridad social, a las migrantes indocumentadas ni a las niñas y niños que trabajan ocultos sin tener la edad permitida por la ley.
En América Latina, menos de un tercio de las trabajadoras domésticas están registradas en los sistemas de seguridad social, y el número que accede a la jubilación es aún menor. En nuestra región, las trabajadoras ocupan uno de los grados más bajos en la escala de remuneraciones, y su ingreso promedio es siempre inferior al de los trabajadores en general, y también al de otras mujeres ocupadas.
Durante los últimos años, diversos países latinoamericanos han adoptado normas y políticas tendientes a mejorar las condiciones laborales de quienes desempeñan el trabajo doméstico, pero su aplicación aún está pendiente lograr su aplicación efectiva.
La mejoría en las condiciones laborales de los trabajadores domésticos es relevante para la economía, pues permitiría aprovechar mejor el potencial de millones de personas y sus familias, quienes habitualmente viven en condiciones de pobreza; sería también una herramienta importante para enfrentar la persistente desigualdad que caracteriza a la región. Al abordar en forma frontal las condiciones laborales de una ocupación que suele realizarse en la informalidad también se hace frente a uno de los desafíos más urgentes de América Latina, Los datos indican que más de 50% de la fuerza laboral regional está ocupada en la economía informal.
La nueva norma aprobada en la OIT, conocida como Convenio 189, establece que los trabajadores domésticos tienen los mismos derechos básicos que el resto, derecho a jornadas de trabajo razonables y a un descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, a información clara sobre las condiciones de empleo, a la cobertura básica de seguridad social, y al respeto de los derechos laborales fundamentales.
El convenio apunta directamente hacia asignaturas laborales pendientes, como las de igualdad de género, ya que más de 80% de quienes están empleadas en el trabajo doméstico en el mundo son mujeres; la situación de millones de migrantes que van a otros países para trabajar en otros hogares, a menudo sin documentos ni derechos; y a enfrentar el problema del trabajo infantil doméstico. En el mundo hay más niñas menores de 16 años empleadas en el servicio doméstico que en cualquier otra forma de ocupación.
La trascendencia de esta nueva norma internacional va más allá de lo jurídico: su adopción envía una señal política muy fuerte y refleja un compromiso internacional con la necesidad de mejorar las condiciones de vida y trabajo de decenas de millones de personas que se ocupan de las tareas del hogar en todo el mundo.

Elizabeth Tinoco
Es directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe.

La Razón – Opinión – 16/07/2011

MAYOR INFORMACIÓN Y NORMATIVA SOBRE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN BOLIVIA, PUEDE VERSE EN EL SIGUIENTE ENLACE:



Se aprobó el Convenio sobre las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos (2011) y la Recomendación que lo acompaña.

Este será el Convenio 189 de la OIT y la Recomendación 201 y estarán vigentes después que dos países lo hayan ratificado.
Delegados de gobiernos, empleadores y trabajadores asistentes de la 100ª Conferencia de OIT, adoptaron el 16 de junio, por primera vez en la historia, normas laborales internacionales destinadas a mejorar las condiciones laborales de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo.
“Por primera vez llevamos el sistema de normas de la OIT a la economía informal y este es un acontecimiento de gran importancia”, dijo el Director General de la OIT, Juan Somavia. “Se ha hecho historia”, agregó.

Los delegados aprobaron el Convenio sobre las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos (2011) y la Recomendación que lo acompaña.

Las nuevas normas se convertirán en el Convenio 189 de la OIT y la Recomendación 201 desde que fuera fundada la Organización en 1919. El Convenio es un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen, mientras que la Recomendación ofrece una guía más detallada sobre la forma en que el Convenio puede ser llevado a la práctica.

Las nuevas normas de la OIT establecen que los millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo que se ocupan de las familias y los hogares podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva..

De acuerdo con estimaciones recientes de la OIT basadas en estudios o censos nacionales de 117 países el número de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo es de al menos 53 millones. Pero los especialistas consideran que debido a que este tipo de trabajo se realiza a menudo en forma oculta y sin registros, el total podría ser de 100 millones de personas. En los países en desarrollo representan entre 4 y 12 por ciento del empleo asalariado. Alrededor del 83 % son mujeres o niñas, y muchas son migrantes.

El artículo 1 del nuevo instrumento de la OIT dice que “la expresión ‘trabajo doméstico’ designa el trabajo realizado en un hogar u hogares”. Si bien estos instrumentos cubren a todos los trabajadores domésticos, se consideran medidas especiales para proteger aquellos trabajadores que puedan estar expuestos a riesgos adicionales debido a su corta edad, a su nacionalidad, o a su condición de alojamiento, entre otros.

De acuerdo con los procedimientos de la OIT, el Nuevo Convenio de la OIT estará vigente después que dos países lo hayan ratificado.

En su texto de introducción el nuevo Convenio dice que “el trabajo doméstico continúa siendo infravalorado e invisible y lo realizan principalmente las mujeres y las niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades desfavorecidas, y son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos”.

El vicepresidente de los empleadores, Paul MacKay, de Nueva Zelandia, declaró que "estamos de acuerdo con la importancia de darle la relevancia necesaria al trabajo doméstico y responder a serias preocupaciones relacionadas con los derechos humanos. Todos los empleadores están de acuerdo con que hay oportunidades para hacer algo mejor por los trabajadores domésticos y las familias para las que trabajan".

“El diálogo social se ha visto reflejado en los resultados que hemos logrado”, dijo el presidente de la Comisión que discutió el contenido de las nuevas normas, el delegado gubernamental de Filipinas, H.L. Cacdac.

“Este es un logro muy importante”, dijo a la directora del Programa de la OIT sobre Condiciones de Trabajo, Manuela Tomei, que describió las nuevas normas como “robustas pero flexibles”. Agregó que con estos instrumentos está claro que “las trabajadoras y trabajadores domésticos no son sirvientes ni miembros de la familia. Son trabajadores. Después de hoy día no pueden ser considerados como trabajadores de segunda categoría”.

La adopción de las nuevas normas ha sido el resultado de un largo proceso. En marzo de 2008 el Consejo de Administración de la OIT decidió colocar el tema en la agenda de la Conferencia. En 2010 la Conferencia realizó la primera discusión sobre el tema y acordó llevar a cabo una segunda discusión en 2011 con la finalidad de adoptar el Convenio y la Recomendación que lo acompaña.

Un tema urgente en América Latina

• En América Latina alrededor de 14 millones de mujeres son trabajadoras domésticas. Su peso en la ocupación femenina en la región se sitúa en torno al 14%

• En Argentina, Brasil, Chile, Panamá, Paraguay y Uruguay, el peso del servicio doméstico es similar o superior al promedio regional. En Paraguay, un quinto de las mujeres trabajadoras se desempeña en el servicio doméstico, en Uruguay, supera el 18%, en Argentina y Brasil esta cifra alcanza al 17% de las mujeres ocupadas y en Chile, asciende al 14%

• En la región, la mayoría de las trabajadoras domésticas son pobres o se encuentran muy cercanas a esta situación. En varios países sus remuneraciones se sitúan en el mismo nivel de las líneas de pobreza e incluso, en algunos, están por debajo de éstas.

• El acceso de las trabajadoras del hogar a la seguridad social es siempre mucho menor que el del resto la población asalariada. El promedio regional de trabajadoras domésticas que cotiza al sistema de pensiones es apenas un tercio del total de las mujeres ocupadas.

Los derechos de los y las trabajadoras del hogar
El Cambio – 23/06/2011


Las nuevas normas de la OIT establecen que los millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo que se ocupan de las familias y los hogares podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva.

Las nuevas normas se convertirán en el Convenio 189 de la OIT y la Recomendación 201 desde que fuera fundada en 1919. El Convenio es un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen, mientras que la Recomendación ofrece una guía más detallada sobre la forma en que el Convenio puede ser llevado a la práctica. El Nuevo Convenio adoptado por la OIT entrara en vigor una vez que por lo menos dos Estados lo hayan ratificado, esperando que uno de los primeros sea Bolivia, toda vez que la votación de la delegación del Estado Plurinacional Boliviano fue en consenso, esto significa que tanto los delegados de empleadores, trabajadores y el gobierno, votaron por la aprobación de la adopción tanto del Convenio Internacional como de la Recomendación.

En esa centésima conferencia de la OIT  participaron 4.000 delegados y delegadas de gobiernos, empleadores y trabajadores de 183 países. Daniela Quenta indicó que  el trabajo del hogar en Bolivia es igual que cualquier otra actividad digna en el mundo.

“El convenio sobre la labor decente para las trabajadoras del hogar es una lucha que se viene trabajando desde hace muchos años por eso estuvimos presentes en Ginebra. Entonces, fue un día histórico para nosotras ya que el convenio ha sido adoptado por la OIT”, afirmó. En junio de 2010, en su  nonagésima novena sesión, la OIT —con el respaldo de varias delegaciones— resolvió promover la adopción de convenios con los Estados para el reconocimiento de los derechos de las y los trabajadores del hogar, de tal modo que la normativa adquiera fuerza de Convenio Internacional en la gestión 2011.

La OIT es la única organización tripartita de las Naciones Unidas y cada uno de sus 183 Estados miembros está representado por dos delegados del gobierno, uno de los empleadores y uno de los trabajadores, quienes pueden votar en forma independiente. La directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, a propósito de la adopción del Convenio 189 de la OIT y las recomendaciones sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos, sostuvo que se trata de un momento histórico para las mujeres que realizan trabajo doméstico de todo el mundo.

Ese convenio de la OIT y las recomendaciones sientan un precedente, ya que es la primera convención sobre el trabajo doméstico y define el trabajo doméstico como “trabajo”, y por lo tanto, como parte integral del desarrollo, presenta los estándares que deberían ser adoptados por gobiernos, empleadores y trabajadores comprometidos con los derechos humanos de las trabajadoras domésticas.

ONU Mujeres felicita a los Estados Miembros de la OIT, a los empleadores y a sus organizaciones, a sindicatos, a organizaciones de trabajadoras domésticas y a otros grupos de la sociedad civil por su firme compromiso y los esfuerzos para asegurar esta Convención histórica. Esta es una cuestión de justicia social y de dignidad. Se trata de un reconocimiento largamente esperado de la extraordinaria labor de millones de trabajadoras domésticas en todo el mundo.

Se estima que los trabajadores domésticos representan entre el 4 y el 10% de la fuerza laboral en los países en desarrollo y un 2% en los países industrializados. Detrás de estas cifras hay personas, que en su gran mayoría son una mujer o una niña que trabaja incansablemente para que otros puedan ejercer una actividad remunerada, mejorar el bienestar emocional y material, y que posibilitan a que otros vivan en grados de relativo confort. Cuando la prestación de servicios del Estado asistencial y otros servicios sociales es insuficiente, el trabajo doméstico llena el vacío, lo que permite un mejor equilibrio entre la vida laboral y familiar para muchas familias.


Delegados de gobiernos, empleadores y trabajadores que participaron en la Centésima Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra (Suiza) adoptaron —por primera vez en la historia— normas laborales internacionales destinadas a mejorar las condiciones laborales de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores del hogar en el mundo. Daniela Quenta y Prima Ocsa participaron en representación de la Federación Nacional de Trabajadoras Asalariadas del Hogar de Bolivia, impulsando la adopción del convenio y haciendo conocer el trabajo que realizan las trabajadoras del hogar en Bolivia.

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