La falta de
tiempo es el único enemigo con el que ha tropezado. ‘Ni siquiera los opositores’, dice Ferreira,
quien debe armar una cumbre de más de 130 representantes de todo el mundo para
el 14 y 15 de junio.
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Ha
llegado a La Paz. Debe resolver varios trámites
administrativos para incorporarse en la lista de los embajadores bolivianos
acreditados en el exterior. Entre sus viajes del Palacio Quemado a la Cancillería, el coordinador de la cumbre de
los países en vías de desarrollo y China (G77+China) ha podido hablar el
viernes 17 de enero con Animal Político de La Razón para expresar sus expectativas frente al reto que tiene
por delante.
—
¿Ya tiene una oficina?
—
Está bien organizada. Estamos coordinando con el Ministerio de Relaciones
Exteriores. Nosotros, en realidad, somos operadores de ellos para coordinar y
recibir las instrucciones sobre qué hay que hacer, y bueno, va a ir marchando.
—
¿Cómo se siente? Tiene una compleja
responsabilidad
—
Bien, pero motivado por el resultado que se pretende lograr como país en este
encuentro. Creo que la posibilidad de que Bolivia asuma mayor proyección
internacional de la que ya ha logrado y que ha sido importante en los últimos
años, es posible. Éste es un extraordinario escenario donde se pueden debatir
temas del desarrollo, la pobreza y los grandes problemas del medio ambiente;
para nosotros, como país, es un honor poder ser la sede de esta cumbre que no
es una cumbre cualquiera, es la del 50 aniversario del grupo G77, el principal
dentro de los países de la Organización de las Naciones Unidas.
—
Usted dijo que el principal enemigo es el tiempo...
— Ni
siquiera los opositores, ningún otro como el tiempo. Imagínese, la Cumbre de
las Américas (diciembre de 1996 en Santa Cruz de la Sierra) tuvo dos años de
anticipación (en su organización); una cumbre hemisférica a la que vinieron 20
mandatarios. Ésta es una cumbre de todos los continentes, se espera una
delegación de más de 100 países, entonces resulta más complicado. Pero usted
conoce al Presidente, cuando él se fija un objetivo lo cumple; es el primero en
asumir el reto. Actualmente Evo Morales es el principal promotor del
encuentro. Viajará, hablará con misiones extranjeras, irá motivando a los
diferentes órganos, entonces no dudo, con la estructura que se está montando y
con el liderazgo del Primer Mandatario, y pese a lo limitado del tiempo, que se
va a conseguir un resultado, en el contenido y en la forma, exitoso.
—
Por la forma, ¿se tiene la certeza de cuántos presidentes vendrán a esta
cumbre?
— El
Presidente planteó que si vinieran 20 se sentirá contento, ya es un número
importante, si consideramos que va a ser mayor la cantidad de delegados. Hay
una coyuntura en la que el mundo ha cambiado; las relaciones del mundo ahora
mudaron del eje Norte al Sur, y eso, además, se refleja en el frente del orden
económico internacional y hace que sea necesario y urgente dar políticas
comunes en materia económica y de desarrollo. Creo que además, por ser el
50 aniversario del G77, ésta será la cumbre del grupo que verá
a un mayor número de mandatarios y se reunirán en Bolivia.
—
En el fondo, ¿se hará una declaración política?
— Más
que una declaración política, es una agenda de trabajo y de línea estratégica
que se aplicará concretamente en los países; eso es lo que se está buscando. Un
ejemplo es que se plantea el agua como derecho humano, que es fundamental.
Salió como declaración de un encuentro y fíjense, hoy el agua, como derecho
fundamental, se refleja en varias constituciones, no solamente en la nuestra.
El agua no debe entenderse como un objeto de comercio, sino como el fundamental
derecho de cualquier ser humano de acceder a ella.
—
Esto es contradictorio con la tendencia de la década de los años 90, cuando
estalló la “guerra del agua” en Cochabamba en contra de
una empresa proveedora del servicio.
— Así
es. Había una visión comercial como una parte más en el ciclo neoliberal y
hasta los servicios básicos indispensables fueron parte de la oferta del
mercado, lo que provocó graves tensiones en el mundo entero.
—
Entonces, ¿la declaración irá por el lado de la cooperación?
—
Básicamente se trata de una agenda de trabajo conjunto en la que coordinaremos
todos una acción que, obviamente, es el secreto de tener éxito en la ONU.
—
Entre el grupo de países del G77 destacan varios que están realmente
emergentes. ¿Se buscará fortalecer las relaciones con ellos?
— Le
voy a dar un ejemplo. Nuestro primer cliente es Brasil y el segundo cliente es
Argentina. Ya no es Estados Unidos ni Europa; ellos están en tercer lugar. En
el caso de China, ellos están en otros sectores; es nuestro principal proveedor.
Fíjense lo del satélite Túpac Katari (lanzado al espacio el 20 de diciembre),
que es el resultado de un relacionamiento Sur-Sur; ninguna sociedad o país
industrializado ha sido tan generoso como lo está siendo China; es un ejemplo
que ha permitido, con la transferencia tecnológica, no solamente el satélite;
hay fábricas, plantas y aplicaciones tecnológicas de diverso tipo.
—
¿El medio ambiente está en agenda de los G77?
— Hay
algunos ejes como la lucha contra la pobreza en términos de intercambio justo en
el ámbito del comercio internacional. El pronunciamiento sobre el deterioro
ambiental, el reconocimiento de la interculturalidad de las naciones y derechos
culturales, los servicios básicos como derechos fundamentales, son temas que ya
fueron propuestos por el Presidente en alguno de los diez puntos que planteó y
es que Bolivia, con esa base, está trabajando.
—
Pero, hay una línea ideológica que cada país tiene para encarar sus
perspectivas de desarrollo.
—
Creo que más allá de las ideologías, está el tema del sentido común. Si se
siguen explotando los recursos naturales como se lo está haciendo, de una forma
irracional, nos quedaremos sin planeta en poco tiempo. Si se suma a la tierra
como objeto y no como sujeto, de hecho, vamos a ir deteriorándola. Creo que más
ideológico es el sentido común, la solidaridad, el sentido de la vida; en esos
términos vamos a establecer acuerdos. Profundizar una ley ideológica no es
fácil; es muy heterogéneo el grupo. Son 133 países que no siempre tienen los
mismos direccionamientos, pero en elementos fundamentales sí vamos a tener la
posibilidad de lograr esto. Por ejemplo, creo que el agua como derecho
fundamental, el término equitativo de intercambio o transferencia de tecnología
o los procesos de integración Sur-Sur en un orden multilateral, eso es viable
para lograr acuerdos.
—
¿El comercio justo o los tratados de libre comercio?
—
Esos instrumentos permiten presionar a esos organismos de orden liberal como,
por ejemplo, el Fondo para el Desarrollo de las Naciones Unidas, que ha sido
propuesto para el grupo de los 77 y ha impuesto la liberación de tarifas
preferenciales para productos de países en desarrollo emergentes. Éstos son frutos concretos de esta acción del grupo de los 77.
—
¿Que opinión le merece la Alianza del Pacífico?
— Es
una alianza que no va en contrarruta del Mercosur o la Unasur, de los bloques
latinoamericanos. Pero en esta alianza hay el peligro de tener una influencia
conservadora. En este caso, no creo que tenga una acción negativa sobre los
países que no puedan renunciar a la esencia de la unidad latinoamericana y es
otro eje económico legítimo, que no es incompatible, tiene algunas cosas que
generan cierta tensión, pero no tan radical como alguna gente cree.
—
Se habla de la complementariedad versus competitividad.
—
Todas las formas pueden ser complementarias; incluso, estos bloques, porque
tenemos los mismos problemas. No somos países diferentes, tenemos una
estructura de problemas similares y no hay un enfoque de problemas
diferenciados.
—
¿Bolivia está aislada?
— No.
Bolivia, como nunca, está incorporada. Es parte del Mercosur, aunque falta la
oficialización; es parte de la Comunidad Andina; es parte de la Celac, de varios organismos internacionales; del Alba. Bolivia
tiene, en este momento, una energía que fomenta la integración mundial, antes
pasaba desapercibida. Era un satélite norteamericano. Hoy ha cambiado, es
protagonista, es un actor y puede ser sede internacional y proponente de una
cumbre como lo está haciendo ahora, en este mismo instante.
Fíjese.
El presidente Morales es uno de los estadistas del mundo, de los países no
alineados, con mayor reconocimiento internacional. No ha habido un estadista en
Bolivia que tenga el nivel de aceptación, reconocimiento e importancia mundial
como el que tiene el presidente Evo Morales.
Perfil
Nombre: Reymi Ferreira Justiniano
Cargo: Embajador Adjunto ante Naciones
Unidas para la presidencia del G77
Datos
Abogado y politólogo. Fue rector
de la Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno de Santa Cruz. Es columnista y
colaborador de La Razón y Animal Político.
La
cumbre del G77+China incluye agenda de seminarios internacionales
Reymi
Ferreira es el coordinador local de la cumbre del G77+China, que tendrá lugar
en Santa Cruz de la Sierra en junio, y es embajador adjunto ante la
Organización de Naciones Unidas con este mismo propósito. Su base de operaciones está en la capital oriental,
desde donde coordinará todos los aspectos logísticos inherentes al evento.
Por
eso se ha previsto realizar tres seminarios de alto nivel, uno en La Paz y dos en Santa Cruz, con la participación de destacadas
personalidades, incluso premios Nobel. Las temáticas de los encuentros estarán
vinculadas con las preocupaciones globales que se han debatido durante los 50
años de vida institucional del G77.
“Tendremos
premios Nobel de Economía o personalidades sobre la temática de desarrollo del
medio ambiente y la tecnología. Eso sí, para los insumos que permitan
enriquecer el documento que la comisión redactora del grupo va a presentar a la
cumbre”, explica Ferreira sobre la agenda que Bolivia debe acoger al ser
anfitriona.
El
embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Sacha Llorenti, estará a cargo
del cabildeo diplomático, necesario para logar acuerdos mínimos para la
validación del documento. “Va a haber una reunión en febrero en Nueva York,
donde los embajadores van a designar una comisión redactora”, afirma. El siguiente paso será en mayo, cuando los cancilleres del grupo
se reúnan, también en Nueva York, para que la declaración de la cumbre esté
lista para ser validada por los presidentes y delegados internacionales.
“La
idea del Presidente es lograr un concepto que renueve, innove, como pasó con el
concepto del desarrollo sostenible que se validó en la cumbre de Río de Janeiro
en 1992. El desarrollo sostenible no puede ser solo crecimiento, sino tiene que
haber equidad y respeto por el medio ambiente; los movimientos sociales tienen
que ver eso”.
Adicionalmente,
Ferreira enfatiza que una crisis económica en Europa o Estados Unidos afecta
poco a Sudamérica, porque las relaciones comerciales en el mundo han cambiado.
En la actualidad se fortalece la denominada cooperación Sur-Sur (relación que
no considera a potencias como Estados Unidos), en la que Brasil es uno de sus
principales actores; además, al bloque BRICS, que es parte del G77+China, y por ser un socio estratégico de Bolivia. “Hay
potencias emergentes como China e India que han desplazado a Japón, Alemania y
en diez años van a superar en crecimiento a los Estados Unidos”, asegura el
embajador Ferreira.
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El G77 y sus logros en un periodo de 50 años de historia
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En
sus 50 años de vida, el G77+China tiene entre sus logros el haber hecho que los
países desarrollados tengan la obligación de otorgar preferencias arancelarias
para los países en desarrollo, un sistema de preferencias arancelarias Sur-Sur
y haber promovido el nuevo orden económico internacional.
El
bloque lleva ese nombre por haber sido creado por 77 países en vías de desarrollo,
signatarios de la primera declaración al final de la primera sesión de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (United Nations
Conference on Trade and Development, UNCTAD) en Génova, el 15 de junio de 1964.
Su
creación responde a la idea de que los problemas de desarrollo que afectan a
los países miembros derivan de las relaciones económicas no equitativas.
Entonces, el grupo pretende ser un cuerpo de negociación que sea tomado
seriamente por los países desarrollados.
En
ese sentido, la docente de Derecho Internacional Karen Longaric señala que en
los 50 años del bloque, el G77 ha realizado “denodados esfuerzos” buscando
términos más equilibrados para el diálogo entre los países en desarrollo y los
países de-sarrollados. “Sin embargo, es evidente que ha faltado voluntad
política de parte de los países desarrollados para que en las negociaciones
comerciales multilaterales se priorice el desarrollo y la cooperación
internacional”.
Aun
así, hoy el bloque casi ha duplicado el número de naciones miembro, pues cuenta
con 133 Estados parte, “a causa de su importancia histórica”, señala la página
oficial del grupo. El G77 es la mayor organización intergubernamental de países
en desarrollo del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Su
objetivo es proveer los medios para que los países del sur articulen y
promuevan sus intereses económicos colectivos y mejoren su capacidad de
negociación conjunta en todas las cuestiones económicas internacionales de
envergadura dentro del sistema de las Naciones Unidas y promueva la cooperación
para el desarrollo Sur-Sur”, dice el sitio web oficial del G77.
Su
estructura está dividida en tres grupos: Asia, Latinoamérica y el Caribe, y África.
Cada Estado parte posee la misma calidad de membresía en la toma de decisiones.
Aunque tiene un presidente o coordinador “que hace de vocero” y coordina la
acción de los grupos.
“La
presidencia es el más alto cuerpo político dentro de la estructura
organizacional del G77 y rota con un criterio regional teniendo duración de un
año”. Aparte de decisiones y resoluciones del bloque en la Asamblea
General de las Naciones Unidas y sus comités y agencias especializadas, el
grupo produce declaraciones conjuntas, programas de acción y acuerdos para el
desarrollo.
El
primer logro histórico se dio en 1970 cuando, a raíz de una negociación en
bloque del grupo, se pudo hacer una estrategia de desarrollo sin el patrocinio
de los países desarrollados.
En su
primera fase, “su labor de coordinación y concertación en los escenarios de
negociación de las Naciones Unidas se extendería a sectores como las finanzas,
la inversión extranjera directa, la deuda externa y los mercados de capitales”,
detalla Longaric. Entre otros logros del G77 resalta su “valiosa contribución”
con la negociación del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) y del
Programa Integrado para los Productos Básicos, ambos “instrumentos de relevante
importancia para los países en de-sarrollo en el ejercicio de sus relaciones
comerciales internacionales”. También cita la aprobación de la Carta de
Derechos y Deberes Económicos de los Estados, que incorpora un conjunto de
principios y normas que promueven el respeto a la soberanía de los Estados y a
sus recursos naturales.
El
excanciller Armando Loaiza también rescata el SGP y desea que el país responda
a la altura de la responsabilidad y de los logros del pasado del G77, “como,
por ejemplo, el SGP, que es una iniciativa del grupo que luego fue negociada
con los países desarrollados y con la cual éstos abrieron sus mercados a las
manufacturas de los países en desarrollo, de lo cual Bolivia también se
benefició por 20 años”.
Gracias
al SGP, países como Pakistán o Brasil han desarrollado hoy una gran
infraestructura industrial, dice la exautoridad. En efecto, Brasil o India son
hoy las economías emergentes de mayor crecimiento.
Longaric
menciona un logro más abstracto aunque de importancia: “el G77 jugó un papel
muy importante en el proceso de descolonización, impulsado desde la Organización
de las Naciones Unidas”.
Por
último, Loaiza apunta que el grupo ha ayudado a edificar lo que se llamó el
Nuevo Orden Económico Internacional y la creación de un Derecho Económico
Internacional nuevo. “Ahora, le toca el honor al país, que tendrá que afrontar
el difícil reto de la búsqueda de consensos entre 133 países muy diversos unos
de otros”, concluye.
En la
actualidad —retoma Longaric— su accionar se ha ampliado a muchas áreas, como la
alimentación, agricultura, salud, educación, ciencia, tecnología, desarrollo
sostenible, medio ambiente y otros. Así el G77 no solo es un bloque
heterogéneo por la diversidad de sus miembros, sino que también por lo
multiforme de los temas que tiene a su cargo.
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